Juegazo. Simplemente eso bastaría para calificar Cruzada Estelar, pero hay que ir necesariamente más allá para poder hablar de él con propiedad. Le dedicaré unas líneas, ya que no me considero un experto de nada.
Lo primero es lo primero, no tengo la suerte de poseer el juego, pero sí he compartido con mis colegas más de una buena noche de pizza, bebidas y Cruzada Estelar. Para los que no lo conozcan, bien por pertenecer a otra generación o haber invertido su tiempo en otras aficciones, he de decir que estamos ante un juego de mesa ambientado en un mundo futurista. En Cruzada Estelar manejábamos a unos marines que se inflitraban en una nave infestada de alienígenas con el objetivo de eliminarlos. Además, en cada partida había misiones secundarias que no se conocían desde el principio, por lo que resultaba más sorprendente. El argumento, sobre el que se desarrollaban las batallas con esos dados tan características del juego, estaba enriquecido por la táctica necesaria para evitar perder tropas y hacerse con el control de nave en cuestión. De ese modo, estrategia y suerte se mezclaban de un modo muy interesante.
Cambiando un poco de óptica, la estética Warhammer 40.000 fue uno de los aspectos que impulsó el éxito del juego. Muchos de los actuales jugadores de Warhammer 40.000 compraron Cruzada Estelar por las figuras, de bastante calidad para la época. No es que fueran una maravilla de materiales (Todavía recuerdo una de las figuras que tenía rota la parte donde se encajaba el arma, y había que ponérsela en la espalda...), pero estaban chulas. Por encima de todas las figuras destacaba el principal "bicho"del juego: Dreadnought, que no dejaba de ser una copia del robot ED-209 de Robocop. También hay que reconocer que había figuras de otros alienígenas, a los que odiaba con toda mi alma (Malditos robagenes), pero que eran menos interesantes desde el punto de vista del coleccionismo. En todo caso, el dato queda ahí.
Dejando la parte de Warhammer 40.000, al que he de reconocer que no le termino de coger el punto, ya que siempre fui un desastre en manualidades (No me agrada la idea de jugar a algo en que la gente se curra sus figuras y las mías irían como un verdadero desastre), Cruzada Estelar estaba pensado para ser un juego de largo recorrido con la posibilidad de continuar misiones, ya que se ganaban rangos que te permitían tener más órdenes de equipos y cosas por el estilo. De este modo, podías seguir las historias y no dejar el asunto en una partida de una sola tarde de verano. Por todo ello recomiendo encarecidamente Cruzada Estelar si tenéis la suerte de pillar uno.
Lo primero es lo primero, no tengo la suerte de poseer el juego, pero sí he compartido con mis colegas más de una buena noche de pizza, bebidas y Cruzada Estelar. Para los que no lo conozcan, bien por pertenecer a otra generación o haber invertido su tiempo en otras aficciones, he de decir que estamos ante un juego de mesa ambientado en un mundo futurista. En Cruzada Estelar manejábamos a unos marines que se inflitraban en una nave infestada de alienígenas con el objetivo de eliminarlos. Además, en cada partida había misiones secundarias que no se conocían desde el principio, por lo que resultaba más sorprendente. El argumento, sobre el que se desarrollaban las batallas con esos dados tan características del juego, estaba enriquecido por la táctica necesaria para evitar perder tropas y hacerse con el control de nave en cuestión. De ese modo, estrategia y suerte se mezclaban de un modo muy interesante.
Cambiando un poco de óptica, la estética Warhammer 40.000 fue uno de los aspectos que impulsó el éxito del juego. Muchos de los actuales jugadores de Warhammer 40.000 compraron Cruzada Estelar por las figuras, de bastante calidad para la época. No es que fueran una maravilla de materiales (Todavía recuerdo una de las figuras que tenía rota la parte donde se encajaba el arma, y había que ponérsela en la espalda...), pero estaban chulas. Por encima de todas las figuras destacaba el principal "bicho"del juego: Dreadnought, que no dejaba de ser una copia del robot ED-209 de Robocop. También hay que reconocer que había figuras de otros alienígenas, a los que odiaba con toda mi alma (Malditos robagenes), pero que eran menos interesantes desde el punto de vista del coleccionismo. En todo caso, el dato queda ahí.
Dejando la parte de Warhammer 40.000, al que he de reconocer que no le termino de coger el punto, ya que siempre fui un desastre en manualidades (No me agrada la idea de jugar a algo en que la gente se curra sus figuras y las mías irían como un verdadero desastre), Cruzada Estelar estaba pensado para ser un juego de largo recorrido con la posibilidad de continuar misiones, ya que se ganaban rangos que te permitían tener más órdenes de equipos y cosas por el estilo. De este modo, podías seguir las historias y no dejar el asunto en una partida de una sola tarde de verano. Por todo ello recomiendo encarecidamente Cruzada Estelar si tenéis la suerte de pillar uno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario