Páginas

lunes, 8 de octubre de 2012

Final Fantasy XIII

Tiempo atrás escribía sobre mi idolatrada serie de juegos de rol Final Fantasy. Aquella entrada estaba imbuida del desencanto que para mí fueron tanto FFXII como FFX-II. El tiempo ha pasado y, casualidades de la vida, hasta mis manos ha llegado FFXIII. Hoy os puedo dar una impresión más de primera mano sobre el juego de Square Enix.


Comencemos por poner los puntos sobre las ies. Mi impresión no responde a una visión completa de alguien que se ha pasado el juego. Mientras escribo esta entrada, mi avance se resume en unas 40 horas, habiendo llegado al Capítulo 11 del juego. Creo que es ya bastante tiempo como para hacerme una idea general, y plasma que he echado mi buen rato jugando a FFXIII, lo que ya de por sí resulta un voto a su favor. Por lo tanto, no busquéis en esta entrada una visión completa del juego, ni siquiera una visión inamovible del mismo. Mi opinión, como otras tantas veces, puede sufrir cambios.

Considerando lo anterior, vayamos a ello. Creo que lo primero que debo comentar es el guión. Mucho tiene que torcerse todo como para que no termine gustándome lo que estoy viendo. Al contrario de lo que ocurría con FFXII, en el que la historia hacía aguas, FFXIII nos ofrece una historia que me resulta atractiva, y que se desarrolla con lógica y gradualmente. Creo que, dejando a un lado los clichés propios de este género y de esta saga en particular, está resultando un acierto. No revelaré detalles ni nada por el estilo sobre la trama. Como os comentaba, esta no es una entrada completa, y ni siquiera es mi intención ir más allá de lo aquí indicado.

El sistema de combate es similar a lo que me encontré en FFXII. Sin embargo, me parece más atractivo, con roles definidos que hacen fácil el empleo de los personajes en batalla. Lo único que tal vez me chirría es que sea el líder del grupo el que decida la suerte del mismo. Me explico, si el líder cae, se acabó el juego. Es un arma de doble filo, ya que puedes proteger mucho a tu líder y aguantar como un jabato, o tener mala suerte y que todas las tortas le caigan a él/ella. En todo caso, y volviendo a una idea más genérica del sistema, no me parece del todo mal, aunque hay muchas veces en que los combates resultan aburridos, ya que tardas en matar a un enemigo por su enorme Vitalidad, pero siendo consciente que es una mera cuestión de tiempo. En este sentido, se echa de menos la velocidad aniquiladora de FFVII, aunque en la joya de Square el ritmo de batalla era más lento.


Sin dejar del todo el sistema de combate, cabe destacar el uso de Puntos de Cristal (como el AP en FFVII), que nos permite desarrollar a los personajes en alguno de los (para mí, y por ahora) 6 roles disponibles. Habiendo jugado a FFX, no me resultó chocante el uso de este tipo de desarrollo, aunque sí creo que es demasiado mecánico y que no da mucha opción a la hora de crear personajes más propios. En la mayoría de las ocasiones, uno tiende a pensar que los personajes van a llegar a un punto idéntico y que, como pasaba con los enemigos, sólo requiere tiempo.

Entro en los personajes ya. He de decir que empecé odiando con toda mi alma al bueno de Hope. Sin embargo, y como uno tiene corazón, he ido cogiéndole hasta cariño al crío. En este momento del juego, creo que no hay ningún personaje del que pueda pensar "Este/a tío/a sobra que no veas". Por supuesto, tengo mis predilecciones. En mi grupo suelo llevar a Lightning, Vanille y Fang. Lo que viene siendo, las chicas al poder. Por supuesto, parece que hay cierto equilibrio para formar dos grupos de personajes, en lo que se puede equiparar a Fang y Snow, y a Vanille y Hope. Sin embargo, me cuesta equiparar a Sazh con Lightning.


En cuanto a las armas, accesorios y tiendas, he de decir que, como ocurre en otros Final Fantasy recientes, en ocasiones me abruma todo lo que se mueve. Por aquello de no meter la pata, y en una muestra de mi afán por tener todo, no vendo nada, y amaso un montón de accesorios y armas que no llego a utilizar. Llego aquí a un punto que no me agrada mucho. Se trata de los niveles de las armas. Estas se pueden mejorar mediante elementos en el taller, provocando incrementos de ataque y otros beneficios. Este sistema conduce, en mi opinión, a utilizar las mismas armas todo el juego. Por ejemplo, si uno tiene un arma con un nivel muy alto, cuando encuentra otra de nivel uno, se antoja difícil que la cambie por la nueva, ya que para que ésta última adquiera el mismo poder de la vieja hacen falta muchas modificaciones. Es uno de los aspectos que menos me ha agradado en el juego. 

La historia, contada en primera persona por Vanille, lo cual no me agrada en demasía peca de excesiva linealidad. Es cierto que he llegado a un punto donde la libertad de movimientos es mayor, pero durante muchos momentos uno se plantea si está jugando o viendo una película. Porque, y en esto no se podía esperar menos considerando la tecnología actual en lo que a videojuegos se refiere, visualmente es una maravilla. Hay algunas cosas que estéticamente tiran para atrás, pero porque uno recuerda las entregas anteriores de Final Fantasy. Por ejemplo, ¿A quién se le ocurrió poner ese tamaño a los adamantaimai? 


Casi termino, pero ahí va una cuestión bastante útil y que no recuerdo si se daba en FFXII. Se trata de la posibilidad de volver al momento previo a la batalla si tu grupo cae. Teniendo en cuenta lo complejo que puede ser más de un combate si no empiezas con buen pie, o si la pifias con una estrategia, me parece una cuestión que facilita mucho la vida... En fin, amigos, poco más que decir por el momento. El juego, me gusta, y eso es mucho teniendo en cuenta de lo que venía. A ver qué me depara lo que me resta.

4 comentarios:

  1. Aunque las batallas son rápidas, creo que el combate da un paso atrás respecto al FF12, donde los gambits para mi eran todo un acierto.

    El problema mas grave del juego es la linealidad de los escenarios, ya que los encuentros durante buena parte del juego son fijos.

    Tienes pensado jugar después al XIII-2? no es tan lineal, pero es mas de lo mismo.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por comentar, Juan Carlos.

    No terminé de dominar los gambits en FFXII. Posiblemente eso es lo que me las hacía pasar canutas con monstruos importantes. Tendría que retomar el juego para poder evaluar el sistema con más detenimiento. En todo caso, creo que el sistema de roles de FFXIII es muy intuitivo, y facilita la batalla. En cuanto a la linealidad de FFXIII, es innegable que es uno de los puntos a mejorar de este juego.

    No sé si jugaré a FFXIII-2. Lo más seguro es que es cruce algún otro juego antes, jeje.

    ResponderEliminar
  3. Parece como si siempre intentasen mejorar el juego anterior fortaleciendo su punto débil, pero lamentablemente, olvidando los otros.

    Por ejemplo los 3 últimos (sin contar el 11 que era un MMORPG):
    En el FFX lo bueno era la historia aunque el combate por turnos lo hacia tedioso, los personajes tenían roles marcados y podias cambiar entre ellos a mitad del combate.

    El FFXII trajo una pobre historia, pero un sistema de juego muy dinámico (ya no se paraba el tiempo cuando combatías) y cercano a los MMORPG sin ser online. La diferencia entre personajes era mínima y todos hacían de todo (atacar, magia, invocar, curar...).

    En el FFXIII la historia es el punto fuerte y va desarrollando a los personajes poco a poco, de nuevo con roles mas o menos definidos, aunque el combate se limita a atacar y curarse cuando te hieren.

    Espero el próximo con ansia, ya que siguiendo la evolución esta tendremos muchas mas posibilidades y espero que toma de decisiones como en los juegos de rol Occidentales (Dragon Age, Skyrim...)

    ResponderEliminar
  4. Efectivamente, con cada nueva entrega tienden a innovar más y más, aunque no sé si con mucho o poco éxito.

    Sería interesante introducir, como bien dices, el aspecto de la toma de decisiones. Sería un componente más rolero. A ver qué se sacan de la chistera.

    ResponderEliminar