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jueves, 29 de enero de 2015

Te odio, Peter Jackson (I)

Los que leéis este reducto de frikismo cada semana, sabéis perfectamente de mi amor por la obra de J.R.R. Tolkien. Se trata de un amor incondicional, y duradero que no admite injerencias ni ataques. Es algo así como el amor que tengo por mi PS3 mi mujer. Y ese amor se ha visto herido por el señor Peter Jackson. Esta es la primera de tres entradas que, salvo atasco mental importante, pienso hacer sobre la adaptación cinematográfica de El Hobbit. 

Para proseguir este no tan sesudo análisis de la trilogía de El Hobbit partamos de una idea esencial: no soy crítico de cine. Yo no voy a buscar los fallos o aciertos de las películas basándome en la interpretación de los actores, el montaje, la producción, ni cuestiones por el estilo. Simplemente voy a mostrar mi opinión basándome en una idea principal: mi amor por el libro de El Hobbit y si se ha respetado su espíritu. Así pues, vayamos con el análisis de El Hobbit: un viaje inesperado.


Para comenzar, he releído nuevamente mi libro de El Hobbit para poder ponerme en contexto de modo adecuado. He de decir que el comienzo de la película, con el encuentro de Bilbo y Gandalf es de lo más acertado que veo en ella. Me gusta que la película sea tan fiel con la conversación, o al menos con el corazón de la misma, e incluso puedo pasar por alto que la llegada de los enanos a la casa de Bilbo no sea del todo fiel al libro. En particular, pienso en la ausencia de capuchas y barbas de colores, pero bueno, puedo entender que esto se obviara. Sí se es fiel con las canciones de los enanos, que ocupan una buena parte de las primeras escenas, aunque seguramente a más de uno le den ganas de mirar a otro lado. Sin embargo, van muy con el tono del libro, y eso es respetable. Sin esas canciones, cuya presencia va menguando en la obra de Tolkien a medida que se avanza en la Guerra del Anillo, no estaríamos en El Hobbit.

jueves, 22 de enero de 2015

Jugando a El Anillo único: creando el grupo de juego

Poco partido le he podido sacar hasta ahora a El Anillo único, juego del que disponéis de material en la página de esta casa dedicada al efecto. Por ello, uno de mis objetivos para este recién comenzado año, y que vete tú a saber si va a llegar a cumplirse, es poder jugar a él. Para empezar, estas pasadas Navidades logré engañar convencer a mis primos, de mi habitual grupo de Star Wars d6, para iniciarse en el mundo de Tolkien como juego de rol. 

Para comenzar, tocaba abrir la primera sesión de juego sin llegar a jugar de modo propiamente dicho: la creación del grupo. Para mí esta es una de las sesiones que más valor tienen en todo juego. Recuerdo con cariño aquella creación de PJs en MERP, o incluso haberme sorprendido a mí mismo con creación de personajes por mera diversión. Con estos antecedentes, bien podéis suponer que la sesión de creación me agradó mucho.


Vayamos ya al meollo del asunto. Bien podría haber empleado para mi PJ (sí, seré Maestro del saber y PJ a la vez por la escasez de jugadores) la ficha de Bindôlin que tenéis disponible en la caverna. Sin embargo, tanto mi prima como mi primo optaron por crearse sendos elfos del bosque Negro. Un grupo de aventureros con tanto elfo habría sido demasiado homogéneo, aunque facilitaría la creación de los vínculos entre los aventureros. 

El grupo pareció en poco tiempo la fiesta de cumpleaños de Legolas
Pues bien, mi primo optó por un elfo del bosque Negro de nombre Herlor (como veis, pasó bastante de usar alguno de los nombres del juego). Mi prima, por su parte, se creó una elfa llamada Miriel (y expresó su indignación, que comparto, por la escasa lista de nombres femeninos que proporciona le juego). Finalmente, yo creé un enano de la Montaña solitaria llamado Astukiel (también me pasé por el forro los nombres del juego) para aportar algo más de rudeza, testarudez y pelirrojismo al grupo. 

jueves, 15 de enero de 2015

Jugando a X-Wing con mi prima: el día que el Halcón hizo de las suyas

Estas últimas fechas han sido productivas desde el punto de vista lúdico. En gran medida esto ha sido posible gracias a mis regalos navideños, aunque hoy os cuento el desarrollo de una partida al juego de miniaturas de X-Wing que tuve el placer de jugar con mi prima, una ya conocida del blog

El escenario fue el mismo que el de la última partida, mantel de cocina incluido, pero en esta ocasión fuimos algo más espléndidos con los puntos para configurar los escuadrones. Por ello, nos quedaron unos grupos de naves bastante apañados.


Yo empecé jugando con imperiales, y mi prima con rebeldes. Para ello elegimos las siguientes naves:

- Darth Vader en TIE avanzado, con Jefe de escuadrón y Misiles de impacto.
- Tetran Cowal en TIE Interceptor y Oportunidad.
- Carnor Jax en TIE Interceptor y Máximo esfuerzo.
- Bestia noctura en TIE.

- Luke Skywalker en X-Wing con Puntería, Torpedos de Protones y R2-D2.
- Corran Horn en E-Wing con Superiodad Táctica y Torpedos de fragmentación.
- Tycho Celchu en A-Wing con Misiles de impacto y Máximo esfuerzo.

La batalla comenzó con fiesta rebelde. Darth Vader perdió un escudo a manos de Corran Horn. Sin embargo, la suerte cambió rápidamente de bando, pues Luke Skywalker cayó en poco tiempo bajo el fuego de Darth Vader y Tetran Cowal. Los rebeldes lograron equilibrar un poco las fuerzas acabando con Carnor Jax. Para ello, Corran Horn volvió a hacer de las suyas. Francamente, hasta ese momento estaba siendo de lo más importante de la partida.


Quedaban tres contra dos, y los imperiales siguieron con su tarea destructiva. Tetran Cowal acabó con el bueno de Corran Horn tras unos turnos de intercambio de golpes entre los asteroides de la mesa. Por su parte, los imperiales no sufrirían más daños el resto de la partida. Ya sólo quedaba acabar con Tycho Celchu, que ya había perdido un escudo antes de que Carnor cayese. El resto del trabajo lo hizo Tetran Cowal, convirtiéndose en el amo y señor de la mesa, con un daño crítico que el A-Wing no pudo resistir.

lunes, 12 de enero de 2015

Mis regalos navideños

Las Navidades traen consigo muchas cosas: comidas con la familia, discusiones con la familia, más discusiones con la familia por cosas que han pasado en las comidas con la familia.... y regalos, muchos regalos. Si tienes suerte, un regalo freak, si tienes mucha suerte, alguno más.

Esta cena de Nochebuena es para verla
Estas Navidades he tenido la suerte de tener no uno, sino dos regalos de este estilo. Ahí van un par de fotos, para dar un poco de envidia. Se trata del juego de cartas de El señor de los Anillos, que podéis adquirir en Edge, y una nueva expansión, en este caso el TIE Bombardero, para el juego de miniaturas de X-Wing, también de Edge.


El juego de cartas de el señor de los anillos trae 226 cartas, libro de reglas, un buen número de fichas, dos contadores de amenaza y un escenario compuesto de tres partes. Es suficiente para jugar con uno o dos jugadores, aunque he de reconocer que el escenario ya se queda corto, porque es un juegazo y me quedo con ganas de mucho más. Ya haré reseñas sobre mi positiva evaluación del juego.


Un nuevo caza para mi flota imperial, que ya contaba con un buen número de integrantes. No podía ser otro que el TIE Bombardero, que está presente en una de mis escenas favoritas de la saga, cuando el Halcón Milenario es perseguido en el campo de asteroides. ¡Qué recuerdos! ¡Qué ideas para aventuras de Star Wars d6 y qué ganas de jugar de nuevo a X-Wing

jueves, 8 de enero de 2015

Un paseo por La Comarca

Recordaba La Comarca como siempre había sido, un lugar alegre y verdoso, pero la imagen que tuve al llegar fue completamente distinta. Lo que otrora habían sido bellos campos, estaban manchados por la presencia del mal. Mi corazón sentía la presencia de la oscuridad a cada paso que daba. Bien es cierto que también notaba que ya había sido expulsado de aquellas tierras, pero su poso perduraba en las tierras de las hobbits.


Continué mi camino hacia el Oeste escuchando el testimonio de muchos hobbits. Tras la segunda versión de la historia, pude atar cabos. Era bastante curioso ver lo confundidos que estaban los medianos sobre la identidad del causante de tanto mal en sus tierras. Erróneamente, muchos atribuían esa situación a Gandalf, y no a Saruman. Tras intentar aclarar aquella terrible confusión por tercera vez, me di por vencido. 

Llegué a Oatbarton. Un sentimiento encontrado me sobrevino, pues la alegría de ver que esa aldea no había sido mancillada contrastaba con el anhelo de tiempos pasados. Todavía recordaba mi última estancia allí, cuando compartía camino con Zanger. La casualidad quiso que la feria de hierbas de los hobbits que se celebró en aquella última ocasión estuviera siendo reeditada. Miré las hierbas disponibles y compré un poco para tener de recuerdo. Al fin y al cabo, puede que la necesitase en el siguiente destino de mi viaje...