Abrí los ojos y no tuve más remedio que entrecerrarlos. El sol, un sol abrasador como pocos, me cegaba por completo. Rápidamente me di cuenta de que no estaba en ninguna instalación imperial, y que ni siquiera podía estar seguro de encontrarme en algún planeta que hubiera visitado antes.
- Tatooine -escuché a mi lado izquierdo. La voz era inconfundible. Se trataba de Kate, y no dejaba lugar a la duda: estábamos en aprietos, una vez más.
No articulé palabra alguna ni pedí explicaciones, pues era evidente que Fett nos había traicionado y nos había entregado ¿al Imperio? No, eso no podía ser. Trataría con el Imperio y sacaría provecho. De eso estaba seguro. Pero ese mandaloriano tenía algo de honor, y no había recompensa por mí del Imperio. No la había del Imperio pero a lo mejor... Entonces caí en la cuenta: Bagter.
No habéis oído todavía mi desencuentro con Bagter. No me gusta que me tomen por tonto, y resulta que Bagter lo intentó tiempo atrás. Era un negocio fácil, demasiado a decir verdad, para hacerte sospechar, sí, pero no me paré a decidir si debía rechazar el encargo. Tenía que llegar a Coruscant, recoger unas cajas de un senador y llevarlas a su planeta natal. Todo fue como la seda, sin altercado alguno, hasta que llegué al planeta en cuestión.