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jueves, 13 de octubre de 2016

Tratos con mandalorianos

Tal vez no fuese el modo más elegante de hacerlo, pero teníamos que infiltrarnos en aquel edificio mandaloriano. Siempre había detestado a los esclavistas, pero yo no estaba al mando.

Kyle se comportaba como un auténtico mercenario despiadado. Había hecho creer a los mandalorianos que podría llevarles muchos wookiees. Eran justo las palabras que le gustaba oír al jefe al mando de esa instalación. Al parecer, el tipo gastaba bastantes malas pulgas. Debía hacerlo para haber reclamado el nombre de Mandalore.

Una vez dentro, no será más fácil- se había limitado a decirme Kyle al explicarme el plan.

Yo era tan poco optimista como Kyle, aunque eso no os resultará nada novedoso a estas alturas. Por dentro estaba tan inquieto como en cualquier otra misión con él. El cuervo estaba a buen recaudo,  pero la Valley... Jan era una excepcional piloto, pero no me gustaba alejarme de mi nave.

Por suerte, el truco de los wookiees había surtido efecto. Exponer el cargamento de cristales de sable que nos había permitido conocer el paradero de esa instalación habría sido poco juicioso. Los cristales estaban a buen recaudo en el Cuervo.




No terminaba de entender para qué querían felpudos con patas allí. Sin embargo, todo encajó cuando vi la mano de obra de las minas de las que extraían los cristales para los sables.

- Esto parece Kashyyyk. Espero que estos wookiees puedan escapar de aquí.
- Yo también, aunque ya sabes quién importa.
- Sí, ya sé que sólo importa el hijo de Chewbacca. ¿Le debes algo?
- Algo así. Algo de ayuda me ha prestado en el pasado ese guardaespaldas de Solo. Además, su hijo sabrá a quién le venden los mandalorianos la mercancía.

Yo ya sospechaba que Kyle no tenía la menor duda de quién estaba detrás de la compra del cargamento. Sin embargo, nunca me llegó a anticipar nada. No quedaba mucho tiempo para que lo averiguase yo mismo.

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