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jueves, 21 de noviembre de 2024

Videojuegos a los que volver a jugar

Supongo que nos pasa un poco a todos, y hoy os quería hablar de esos juegos a los que vuelvo cada cierto tiempo. Se trata de juegos que han estado presentes en mi vida a lo largo de muchos años y que, por ello, me aportan un refugio lúdico al que acudir cada vez que me quedo sin juegos nuevos. Se trata de una (espero) no tan extraña necesidad de encontrar calma y acudir a juegos que me aportan diversión en un entorno controlado y no frustrante, seguramente como contrapunto a ese demoníaco juego anteriormente llamado FIFA. 

Empezaré con el juego más obvio de todos: Final Fantasy VII. Me refiero al original, al de Play Station Station 1, aunque también lo tengo en el móvil. Es el juego de mi vida y el que empiezo una y otra vez, aunque curiosamente no me interesa demasiado acabarlo. Se trata de un reto que repito cada x tiempo y en el que me marco mis propios objetivos personales. Entre ellos destaca una configuración de materias determinada para todos los personajes del grupo hace casi quince años, no matar a las armas esmeralda y rubí y, como decía, no terminar el juego. 


Otro juego al que vuelvo, normalmente en verano, es Assassins Creed Black Flag. Sigue siendo el Assassins Creed que más me gusta por estilo de combate, temática y dimensiones del mapa. Ni excesivamente largo al estilo de los ambientados en Egipto o Grecia, ni demasiado desfasado en cuanto a mecánica como los de Ezio Collection. Pienso en este juego y me embarcó mentalmente (no pretendía ser un chiste) en el viaje de Edward desde un pirata de tres al cuarto al rey del caribe. 

jueves, 14 de noviembre de 2024

Trabajo por hacer

Cuando la hija de Marg Krim nos reunió a los “cabecillas” de los distintos grupos que habían sido “invitados” a sus celdas, nos miramos los unos a los otros buscando explicaciones, y aliados. En aquella sala, con una mesa circular tan grande como permitía la estancia, había todo tipo de pykes velando por la seguridad de Marg, que no tardó en tomar la palabra.
 
- Hablaré en básico galáctico para que podáis entenderme todos – comenzó diciendo mientras que algún huttés expresaba su rechazo a estar en aquella situación. Su ímpetu fue aplacado con una sonora bofetada de un guardia pyke. 

Marg se tomó todo el tiempo del mundo en retomar su discurso. De manera pausada, casi ceremonial, se sirvió una especie de té especiado mientras ordenó a uno de sus secuaces introducir un holodisco en un proyector que había en mitad de la mesa. La imagen tardó en cargarse unos pocos segundos, aunque parecieron horas. Cuando lo hizo, pudimos ver una grabación de un robo de una sala acorazada. Parecía un grupo bien organizado de no menos de diez integrantes, con dos o tres rodianos, otros tantos humanos y algún Twi'lek. Marg se tomó nuevamente su tiempo para inspeccionar las caras de los que estábamos allí tratando de entrever alguna reacción que pudiera delatar a los presentes. 


- ¿Quién ordenó el robo? ¿Quién sabe dónde está lo que robaron? ¡Hablad! – ordenó mientras golpeaba la mesa con la culata de un bláster al ver que nadie tomaba la palabra. La taza de té se volcó derramando su contenido y dejando durante unos segundos el sonido de fondo del líquido derramándose en el suelo.

Las caras de desconcierto no tardaron en aparecer. Por suerte para mí, pude contener mi habitual verborrea. Aunque no conocía ningún detalle del robo (demonios, ni reconocía a los ladrones) decidí callar la boca por una vez. Por desgracia para él, un miembro del Alba Escarlata no fue tan cauto y comenzó a lanzar todo tipo de insultos a Marg y a amenazar con las represalias que tomaría su clan contra ella si no lo soltaban inmediatamente. El siguiente sonido fue el del bláster de Marg, que todavía humeaba cuando ese pobre desgraciado cayó al suelo.