Unas de las primeras aventuras que dirigí de esdla (MERP) fue La Ciudad del Lago, versión que, ampliada y especialmente adaptada para la caverna, tenéis a vuestra disposición desde hace bastante tiempo. Para mi grupo de jugadores fue el cuarto o quinto módulo de mi cosecha que probaban. Tal vez fuera porque los anteriores habían supuesto más acción, o tal vez porque el grupo parecía avocado al fin, pero el caso es que no ví en ellos las caras habituales de disfrute con el módulo.
Como bien sabéis, La Ciudad del Lago no es un módulo en el que lo importante sea pegar y pegar. Más bien al contrario, la gracia del módulo es proporcionar distracciones distintas como una competición de beber cerveza, tiro con arco, una carrera a nado... En definitiva, de lo que se trata es de dar una óptica distinta al juego de rol y ofrecer otras alternativas a la batalla.
Como os adelantaba, y tal y como os podéis imaginar por cómo voy orientando mi discurso, las voces críticas comenzaron a aflorar. Bien es cierto que la aventura mejoró, al menos en lo que al gusto de mis pjs se refiere, en cuanto comenzó la gresca y se pudo matar algo, pero tuve la sensación de que aquello no cuajó. De hecho, hubo parte de la historia que los pjs no supieron aprovechar. Mi grupo siempre adoleció de falta de interés en la búsqueda de secretos, la investigación y, lo que me parece más garve, la interpretación.
Aquella experiencia me llevó a crear Supervivencia, el módulo en que básicamente hay que dar palos. "¿Queréis peleas? Las vais a tener" pensé para mí "Pero sin vuestro amado equipo" añadí. En aquella ocasión, volví a recibir críticas "¡No me puedes quitar mis armas!" Expresó el semielfo que pretendía pasarse la vida disparando con flechas mientras los demás le protegían... Me sonó a "Pues ahora me enfado". Ya os digo, se barruntaba el principio del fin del grupo...
Como bien sabéis, La Ciudad del Lago no es un módulo en el que lo importante sea pegar y pegar. Más bien al contrario, la gracia del módulo es proporcionar distracciones distintas como una competición de beber cerveza, tiro con arco, una carrera a nado... En definitiva, de lo que se trata es de dar una óptica distinta al juego de rol y ofrecer otras alternativas a la batalla.
Como os adelantaba, y tal y como os podéis imaginar por cómo voy orientando mi discurso, las voces críticas comenzaron a aflorar. Bien es cierto que la aventura mejoró, al menos en lo que al gusto de mis pjs se refiere, en cuanto comenzó la gresca y se pudo matar algo, pero tuve la sensación de que aquello no cuajó. De hecho, hubo parte de la historia que los pjs no supieron aprovechar. Mi grupo siempre adoleció de falta de interés en la búsqueda de secretos, la investigación y, lo que me parece más garve, la interpretación.
Aquella experiencia me llevó a crear Supervivencia, el módulo en que básicamente hay que dar palos. "¿Queréis peleas? Las vais a tener" pensé para mí "Pero sin vuestro amado equipo" añadí. En aquella ocasión, volví a recibir críticas "¡No me puedes quitar mis armas!" Expresó el semielfo que pretendía pasarse la vida disparando con flechas mientras los demás le protegían... Me sonó a "Pues ahora me enfado". Ya os digo, se barruntaba el principio del fin del grupo...
En ese sentido, yo tengo un grupo más o menos bueno. Mis partidas cada vez me salen peor, porque estoy enfrascado en la mayor campaña que haya hecho en mi vida (con seguridad, nunca la terminaré). Son bastante interpretativos (aunque algunos tienen personajes muy típicos, pero bueno, si les gusta por mí bien).
ResponderEliminarCreo que me gustaría ser jugador de alguna partida tuya.
Gracias por comentar, Chonifer. Ser director de juego es, de largo, lo más difícil en rol. Lleva siempre la partida del mejor modo posible, y no te fustigues si la partida no se ajusta a lo que tenías pensado.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de ser uno de mis jugadores, yo me conformaría con poder dirigir más a menudo, así que todo jugador sería más que bienvenido.