¿Qué queréis que os diga? Estoy tan sorprendido como vosotros por esta entrada. Hace la friolera de casi cinco años que publiqué aquella última entrada en la Caverna en la que anunciaba material en producción. Después de aquella entrada, no vino nada más. Aquel paso fue inesperado incluso para mí, pero necesario. Ni siquiera hice una entrada de despedida. Cuando echo la vista atrás, por aquel entonces el blog se había convertido en un enorme dolor de cabeza para mí, casi un segundo trabajo, un agobio y una molestia. Aunque en aquel momento fue una decisión dolorosa, era la decisión que había que tomar, ya que no podía dedicarle al blog el tiempo de calidad que creo que merece esta pequeña ventana al mundo.
Os preguntaréis qué ha cambiado para que vuelva a aparecer por aquí. Pues muchas cosas, la verdad. Por ir en orden cronológico, a nivel laboral mi vida ha dado pasos agigantados, tanto porque por fin logré la estabilidad laboral que nunca había tenido (soy uno de esos muchos trabajadores que enganchaba contratos temporales sin parar en la misma empresa), como porque vi recompensados mis esfuerzos con un ascenso nada más firmar mi contrato indefinido. Es cierto que han sido años muy duros (tal y como ya apuntaba la falta de tiempo que me hizo dejar el blog) pero también he crecido mucho profesionalmente y mi ego ha salido reforzado, aunque mi propia visión del trabajo también se ha ido modulando, por los motivos que voy a indicar ahora.
Otra cuestión importante que ha cambiado fue, como os habrá pasado a muchos, la pandemia. La sufrí en mis propias carnes, con COVID incluido y un ingreso del que casi no salgo. Ahorraré más detalles, pero estoy aquí gracias a la excelente sanidad pública de este país. Más allá del propio impacto de la enfermedad, que por suerte es un recuerdo que no ha dejado secuelas, el aislamiento social y familiar me hizo ver que estar con la familia, los pequeños placeres de la vida y las cosas que me hacen esbozar una sonrisa (como es crear contenido para el blog) merecían la pena mucho más que el trabajo.
Y por ultimo, lo más importante: he cumplido el último hito del siempre recomendable blog Padre, marido y friki. Sí, he sido padre de un fantástico niño que ahora mismo, mientras escribo esta entrada, está durmiendo plácidamente en su cuna. Sin lugar a dudas, el mayor momento de felicidad de mi vida fue tenerlo en mis brazos. Ahora lo disfruto, y a veces también lo sufro, a cada momento,
Todo eso ha cambiado en esos cinco años de los que os hablaba. Mis prioridades son claras: ser feliz junto a mi mujer y a mi hijo. Y en esa felicidad tienen cabida pequeños placeres como este blog en el que espero seguir creando aventuras que dejen volar mi imaginación y, no os voy a engañar, que me permitan el día de mañana poder disfrutar con mi hijo de esas aventuras, si es que él quiere. De momento, ya estoy aquí de vuelta.
¡Ostras! Todo son buenísimas noticias por lo que veo, maese Bindolin, ¡felicidades por tu vuelta a las tierras blogueras y un abrazote!
ResponderEliminarMuchas gracias, maese Erekíbeon.
ResponderEliminarUn placer volver, y seguir sus sabios pasos, jeje.
Me sumo a las felicitaciones. Un fuerte abrazo y que el blog te traiga muchas horas de disfrute (y a nosotros, de lectura).
ResponderEliminarPues yo que me alegro de tu regreso y que el blog resurja.
ResponderEliminarFelicidades por todo lo bueno.
Muchas gracias por comentar tanto a Cubano como a kardejon. Estoy ordenando "la casa" y pronto volveré a publicar novedades.
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