Hoy vuelvo la vista atrás, como otras tantas veces en la caverna, para contaros la peor partida que dirigí.
Nos situamos en mi grupo de juego de MERP, hace más tiempo del que estoy dispuesto a admitir porque el tiempo pasa inexorablemente y no perdona. Por aquel entonces todavía no creaba mis propias aventuras ni tenía la experiencia que ahora (se supone) que tengo, y eso se notó.
Comencé a buscar aventuras por Internet, aquí y allá. Aquel Internet no era nada comparado con el de hoy, y no había tanto de lo que tirar, así que me topé con tres o cuatro aventuras sin alardes, faltas de ortografía, texto plano... Elegí una casi por descarte, pues había algunas que me parecían demasiado obvias (recuerdo especialmente una en la que básicamente el grupo se topaba con una especie de Gollum y se veía venir la traición a la legua) y otras estaban poco desarrolladas (tampoco tenía mucha capacidad de improvisación).
La aventura en sí tenía bastante de lo que le gustaba a mi grupo de juego (lo cual tampoco debe decidir vuestras elecciones como director de juego, aunque eso es algo que sé ahora). Así, teníamos una buena dosis de palos, orcos y huargos, muchos, demasiados, una barbaridad, tal y como se comprobaría en apenas un par de turnos de combate.
Porque sí, amigos de la caverna, aquello iba camino de ser una carnicería. No recuerdo las veces que el dado de los PNJs "explotó" ni las pifias que hubo en el grupo de juego. El caso es que los PJs fueron cayendo uno tras otro víctimas de aquellas tablas tan gore de MERP. ¿Cómo olvidarse de aquella pierna seccionada y -20 puntos por asalto?
Total, que tuve que tomar la decisión de poner fin a eso. Un PNJ vino en socorro del grupo, acabó con los huargos, y sanó a los heridos. Nadie logró puntos de experiencia pero eso salvó al grupo. Esa partida fue la primera en la que me di cuenta de la necesidad de modular las estadísticas de los PNJs para que aquel aguerrido grupo de jóvenes aventureros no cayese en el olvido.
Lo dicho. La peor partida que he dirigido. Al menos sirvió para tener algunas lecciones aprendidas.
Creo que partidas así tuve cientas. Partidas que podría resaltar como las peores. Pero creo que si debo elegir una, resalto una partida de Mago la Ascensión allá por el año 2016, creo. Qué amargura me pegué ese día.
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar. Yo no tuve tantas partidas malas, pero se quedan marcadas. Seguro que esa partida de 2016 era especialmente mala para que te acuerdes todavía de ella.
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