Hace poco en el blog os daba mi clasificación personal de los juegos principales de la saga Assassins Creed y llamaba la atención sobre que no había jugado todavía a Mirage, la última entrega de la saga. Hoy, ya con bastantes horas de bagaje en el juego, os traigo mis primeras impresiones.
Lo primero y lo más obvio de todo es que no hay grandes novedades, la verdad. No las esperaba, y a buen seguro tampoco las esperaba ningún seguidor de la saga que conozca el modo se trabajar de Ubisoft. Los grandes cambios y evoluciones se dieron en el pasado, y arrastramos mecánicas de juego similares desde hace bastantes entregas. Uno puede entrar a matar en casi cualquier sitio saltándose el credo según le convenga, lo cual está en la línea más reciente. Pero lo dicho, nada que no esperase.
Antes de seguir, un paso atrás, que he empezado la casa por el tejado. Mirage nos sitúa en el periodo abasí en Bagdag. Claro, hombre, periodo abasí, cómo no. Poco o nada sabía de esta etapa y contexto histórico. Por eso estoy disfrutando los datos históricos que nos ofrece el juego en nuestra exploración: álgebra, el origen de los números que usamos hoy en día, aspectos del gobierno de la época, las traducciones de obras antiguas que perduraron gracias al esfuerzo cultural de aquel periodo, etc. Todo ello son datos que aporta el juego en uno de los puntos fuertes que sigue teniendo la saga.
Y otro de los puntos fuertes de esta larga saga es la ambientación, como bien sabéis. En esto Mirage nos recuerda poderosamente al primer Assassins Creed, y eso es bueno en mi opinión, porque el primer Assassins Creed me cautivó por sus ciudades y por un estilo y ambientación que siempre le vienen a uno a la cabeza cuando se enfrenta a cualquier nueva entrega. Como detalle o curiosidad os diré que las guaridas que visitas en Bagdag son casi un calco de las del Assassins Creed original. Es lógico teniendo en cuenta no sólo el contexto cultural semejante sino también el "escaso" tiempo que existe entre los acontecimientos de Mirage y aquella aventura de Altair.
Como os indicaba al principio, el juego no trae grandes novedades, al menos hasta lo que llevo visto, y el personaje principal en este caso tampoco lo es. Nos adentramos en la piel de Bassim, al que ya conocimos en Assassins Creed Valhalla, y que francamente nunca me terminó de agradar. De momento, su historia tampoco es que sea muy cautivadora, pero al menos tiene ciertas motivaciones "lógicas" para entrar a la orden de los ocultos. Porque sí, amigos de la caverna, seguimos con esa denominación de nuestros queridos asesinos todavía, al menos en esta etapa inicial del juego.
Poco más por el momento. Quería dar una pinceladas mientras sigo investigando el mapa, el cual (hasta lo que llevo visto) es bastante menos ambicioso que en otras entregas de la saga. Cuando acabe el juego os daré mi opinión más formada sobre este nuevo sacacuartos de Ubisoft.
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