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miércoles, 20 de marzo de 2024

Final Fantasy VII Intermission

Seguimos dedicando entradas en la caverna a la saga a la que tengo más cariño, Final Fantasy, y hoy toca con un DLC que he jugado ahora como paso previo a FFVII Rebirth: Final Fantasy VII Intermission. Como sabéis, en este DLC se introduce a Yuffie en el remake. Me parece una idea interesante, ya que su aparición en el FFVII original era incluso evitable, ya que se trataba de uno de los dos personajes secretos,  o al menos no obligatorios de la historia, junto a Vincent.
Pues bien, en este DLC tenemos la misión de infiltrarnos en el edificio Shinra y obtener una materia en la que está trabajando nuestra compañía eléctrica favorita. Para ello contamos con la ayuda de Sonon, un discípulo del padre de Yuffie cuya historia vamos descubriendo durante la breve pero intensa duración del DLC.

Porque sí, amigos de la caverna, el DLC dura poco pero tiene algunas cosas aprovechables que os paso a explicar: para empezar, tenemos una nueva invocación que no teníamos en el FFVII Remake, y que no es otra que Lamú. Para ello debemos luchar en el simulador de combate que nos ofrece un viejo conocido del remake como Chadley. Algo en lo que también participa Chadley y otros personajes del Remake es un minijuego traído del FFVII original, aunque esta vez como juego de tablero: Fuerte Cóndor. Esto me ha parecido un acierto, y bastante entretenido. De hecho, la primera hora del juego la pasé jugando a esto.


Más allá de ello, la historia nos lleva al sector 7 antes de su destrucción colaborando con una célula de Avalancha en la que no están Barret y compañía. Aunque los vemos de pasada, y tratamos con alguno en el minijuego de Fuerte Cóndor, no terminamos de luchar junto a ellos. De hecho, no podemos pasar al séptimo cielo. ¿Por qué será?

El sistema de combate es como el del Reamake, aunque con Sonnon podemos hacer algunas técnicas combinadas con él que resultan útiles. Además de ello, hay otra particularidad: cuando muere Yuffie, él la resucita.

Como os comentaba, el DLC no dura mucho, e incluso si nos lo pasamos en modo difícil, lo cual sólo cabe tras la primera partida completa, nos dará como máximo para 8 horas. El desarrollo completo de los personajes y las armas, manuales de combate mediante, sólo es posible en la partida difícil.  

Para cerrar, dejando claro que me ha gustado el DLC, habría mejorado alguna cuestión. Para empezar, le habría metido un capítulo más, pues dos se hacen poco, y tengo claro que lo habría metido con el Mercado del Muro como escenario. Al principio del DLC de menciona el Mercado del Muro, pero todo queda ahi. Una lastima. Y para concluir, y esto es algo que ya fallaba en el Remake, mejoraría el interfaz de desarrollo de las armas permitiendo, por ejemplo, seleccionar varias habilidades del mismo nodo para gastar el PH. En fin, no todo puede ser perfecto.

miércoles, 13 de marzo de 2024

Final Fantasy XVI

Lo sé, hace tiempo que, nuevamente, he dejado desatendida esta  santa casa. Precisamente la última entrada que publiqué trata de lo mismo que ésta: Final Fantasy XVI, pero es lo que pasa cuando se le complica a uno el tiempo libra para sentarse a escribir, y cuando  ese tiempo libre lo dedica, precisamente, a jugar al juego del que va esta entrada. Hoy toca hablar de mis impresiones finales de esta última entrega de Final Fantasy.
 
Antes de nada, os aviso de que voy a revelar detalles de la trama, así que no me vengáis luego con quejas. Comenzamos por lo más básico: asumimos el rol de Clive Rosefield, primogénito del archiduque de Rosaria, que es uno de los muchos territorios de Valisthea. En este mundo hay una serie de cristales madre (porque esto es Final Fantasy) de los que emana la magia. Además de estos cristales madre hay otros cristales más pequeños que usan los portadores, los cuales son tratados poco menos que como no humanos. Por otra parte, existen los llamados dominantes, personas que pueden invocar a los eikon. Precisamente pronto aprendemos que Clive debería ser el dominante de Fénix, pero que no ha sido bendecido con ello. En cambio, es su hermano menor Joshua es el dominante de Fénix, lo cual lleva a la madre de ambos a despreciar a Clive y adorar a Joshua. También se nos presenta un personaje importante en la historia: Jill, que es la dominante de Shiva y que se cría junto a los hermanos como una más.

 
La historia se desarrolla rápido. Al principio del juego Rosaria es atacada precisamente porque la madre de Clive y Joshua traiciona a Rosaria aliándose con el Imperio de Sambreque. Sin embargo, todo sale mal y Joshua muere, o la menos eso es lo que nos hacen creer, al aparecer un segundo dominante de fuego con el que nadie contaba. La muerte de Joshua y del padre de ambos atormenta a Clive durante gran parte de su vida. La historia da un salto y muestra a Clive como un peón del Imperio de Sambreque. Es aquí donde sabemos del avance de las tierras estigias, que dejan yermo todo, y de las disputas entre los distintos reinos de Valisthea, dominantes mediante. No os aburriré mucho más con la trama, porque me quiero centrar en el juego en sí, pero os diré que a medida que avanzamos Clive descubre que es el segundo dominante de Fuego, que Joshua está vivo, y que va adquiriendo los poderes de otros dominantes a los que se va enfrentando durante la historia. Todo ello forma parte del plan de Artema, un ente que busca que Clive se fortalezca para que sea un mero recipiente de su poder.
 
Bueno, una vez soltada la chapa de la historia, la cual a veces es un tanto enrevesada y requiere repasar las palabras clave que el mismo juego destaca, os voy analizando mis impresiones en otros aspectos. Comenzando por la ambientación, os diré que ésta es marcadamente triste y medieval. Como parte de ese maltrato a los portadores del que os hablaba antes, muchos de los escenarios reflejan una absoluta falta de vida. Sí, empasta con la propia historia, pero a veces se hace excesivo. En muchas ocasiones me llevaba a recordar películas medievales que vi cuando era pequeño que trataban de la peste negra. Esa sensación de tristeza y oscuridad (en contraste con otros Final Fantasy mucho más amables y coloridos) te acompaña todo el juego y no te la puedes quitar de la cabeza. Por buscar un referente similar, es como cuando en Final Fantasy XV la noche se come al día y vuelve Noctis a escena después de años de ausencia. Como curiosidad, mi televisor se estropeó cuando empecé a jugar a Final Fantasy XVI (porque ya tenía 13 años, no porque el juego le haya hecho nada) y hasta yo creía que la oscuridad de la pantalla se debía al propio juego. Era como ver aquel episodio de juego de Tronos que grabaron casi por completo a oscuras.