lunes, 24 de febrero de 2025
Diario de edición: Una moneda para el brujo, aventura para The Witcher, el juego de rol (II)
jueves, 13 de febrero de 2025
Un error de cada Final Fantasy al que he jugado
Retomo la actividad del blog con una entrada sobre una de las sagas más queridas de esta casa: Final Fantasy. Hoy dedicaré unas cuantas líneas a identificar un error de cada uno de los juegos de la saga a los que he jugado. En esta lista me limitaré a los juegos de Play Station, pues meterme en los de NES me parece demasiado. Allá vamos, advirtiendo de que el orden va a ser aleatorio, así que, al más puro estilo La Media Inglesa con los aficionados del Arsenal, no esperéis a que empiece por FFVII (vaya crossover os he colado, ¿eh?).
Como de algún modo hay que comenzar este recorrido de mal rollo, vamos con lo peor de lo peor: FFXII. De este juego destaco, por mala, la historia, que va disminuyendo en interés hasta agradecer de verás terminar el juego lo antes posible. Allí quedó el juego, terminado, y jamás rejugado.
De FFXVI, última entrega hasta la fecha de las que he jugado, me quedo como gran error con la extrema sencillez en los combates. No me malinterpretéis, no quiero un juego que sea un reto tras otro hasta el punto de odiarlo. No, no busco eso. Pero en este caso es que estamos en el polo opuesto. Creo que no hubo ni un sólo KO en todas mis horas de juego. Eso no tiene sentido.
Vamos a dar muchos pasos atrás con FFVIII. Podría enfocar mis frustraciones con el sistema de extracción de magia, pero creo que lo que peor vi del juego fue que los rivales subieran de nivel contigo, pues provocaba combates larguísimos que no iban a ningún lado.
En FFXV encuentro un problema similar al que os comentaba con FFVIII, y es que hay mazmorras que son auténticos dolores de cabeza con una cantidad agotadora de salas y rivales. Lo peor de esto es que alguna la tuve que recorrer más de una vez.
Encajo en lo que supongo que será más o menos la mitad de la entrada: FFVII. Adoro este juego, como bien sabéis, pero también tiene sus pegas. En esta ocasión me centro en el poco tiempo que, por razones obvias de guion, tenía el desarrollo de Aeris como personaje. Si querías lograr todos sus límites, que se puede hacer, echabas tantas horas que el resto del juego era coser y cantar.