martes, 7 de octubre de 2014

Jugando a X-Wing

Os comentaba en la entrada con que retomé la dinámica del blog que en los últimos meses he dedicado mis esfuerzos lúdicos a menesteres distintos del rol. Uno de esos asuntos ha sido el juego de miniaturas de X-Wing, del que tenéis sobrada información en la página oficial de Edge.


He de decir que mi llegada a este juego fue más fruto del deseo de tener naves en miniatura de Star Wars que del propio juego en sí. Por mi experiencia, la mayoría de los juegos de mesa, de rol y similares que tengo terminan usándose muy de cuando en cuando, pero tener mis naves bien dispuestas me hace al menos sentir que el gasto económico ha merecido la pena. Para muestra, os dejo un botón, aunque os debo decir que cuando jugué la partida que hoy relato no contaba con todo este material.


Hoy os traigo el relato de mi última y más multitudinaria partida. Tras varias partidas de uno contra uno y alguna de dos contra uno, pude reunir un grupo de cuatro personas para hacer un dos contra dos. Escuadrón imperial a un lado, escuadrón rebelde a otro, y una cantidad ingente de puntos de escuadrón. con esos ingredientes, nos dispusimos a realizar una misión bien sencilla: a matarnos los unos a los otros.


En el lado rebelde contábamos con un Ala X, un Ala Y, un Ala E (que causó pasmo y preguntas del tipo ¿de dónde sale eso?) y un Ala A. Por la parte imperial la cosa pintaba amenazadora: Ases imperiales, TIE Avanzado, Esclavo 1 y TIE normal. Los rebeldes, entre los que me incluía, descartamos el Halcón, cosa de la que nos arrepentiríamos más adelante.

Tras unos primeros compases en los que los jugadores novatos se acostumbraban a las reglas, y tras establecer el orden de iniciativa para tanto piloto, la cosa empezó a carburar. Rápidamente, el Ala E demostró su poderío, y casi acabó de un ataque con el TIE normal. Sin embargo, la balanza de la partida se empezó a inclinar rápidamente a favor de los imperiales cuando el Ala X cayó presa del fuego enemigo. Unos malos movimientos en este juego son la diferencia entre un turno tranquilo, o un millar de ataques, y los dados hicieron el resto... 

Malditos dados....
La partida fue discurriendo por un curso malévolo con los rebeldes: las tiradas de ataque más demoledoras eran contrarrestadas por otras más increíbles de defensa imperial. Cuando se veía con claridad que la victoria sería de los imperiales la partida desvarió en un "vamos a ver si por lo menos matamos un TIE". Para vuestra tranquilidad, el Ala E (ya no se reían tanto) fue el último rebelde en caer, pero se llevó por delante a la única baja imperial. 

Se reían de un E-wing como éste (pero en castellano), y resultó ser el vencedor moral...
La partida fue extraordinaria a pesar de la dura derrota, y los jugadores noveles (ganadores de la sesión) quedaron encantados. Yo, desde luego, repetiré experiencia, y así podré sacar más rentabilidad a la inversión. 



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