La situación no pintaba bien, como de costumbre. Le pedí a Walk que
conectase la radio para permitir la comunicación con el Home One. A fin de
cuentas, demorar más aquello carecía de sentido.
- Rodgers, se reclama tu presencia. Tienes permiso para acceder por
la bahía de embarque 307.
- Supongo que no puedo negarme. Activaréis el rayo tractor en
menos de lo que un rancor se come una rata womp, ¿no?- apagué un instante el
comunicador para hablar con Walk sobre una antigua maniobra evasiva. No estaba dispuesto a caer en la burocracia rebelde. Luego lo volví a conectar.
- No sé te ocurra hacer la de Clackdor VII, Rick. Esta vez no
funcionará. El cuervo es más rápido que esa chatarra tuya.
Un escalofrío recorrió mi espalda. Esa voz, distinta a la de la
primera comunicación, era la de alguien que conocía bien, y al que no había
visto desde hacía mucho tiempo.
- Kyle, ¿eres tú?
No necesitaba escuchar la confirmación a mi pregunta. Efectivamente, la persona que había al otro lado de la comunicación era Kyle. Katarn, para más señas. Para mí era una especie de mentor, un amigo, si es que en esta profesión se puede tener algo así. Pero para la Alianza debía ser algo más. De otro modo no entendía qué demonios hacía a bordo del Home One.
La Valley inició su lento camino hacia la bahía de embarque señalada.
Desde luego, nada hacia pensar en un arresto militar, al menos a juzgar por la
escasez de efectivos que me esperaban al bajarme de la nave. Aún así, Walk y los demás estaban a
bordo, y alerta. Tenían órdenes de abandonar la Home One si algo salía mal.
Exactamente como siempre.
- Kyle. Me alegro de verte. No veo a Jan. ¿Dónde está? - pregunté tratando de mostrar cierto desinterés, a pesar de que no sabía de qué iba todo aquello.
- Detrás tuyo, idiota - el guantazo que me dio dolió bastante, como cuando me pegaba cuando éramos pequeños.
- ¿Cuándo empezamos? - pregunté sin dudar.
Estaba algo aturdido, pero una extraña sensación flotaba en el ambiente. Tenían algo grande preparado, y estaba seguro de que quería formar parte de ello.
- ¿Cuándo empezamos? - pregunté sin dudar.
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