No pude evitar acordarme de nuestro antiguo explorador hobbit, Voltor se llamaba y hacía tiempo que sus funciones las cumplía Gader, cuando vimos las verdes praderas de La Comarca. Allí, ante la atónita mirada de quien no acostumbra a ver elfos y enanos, caminábamos Zanger y yo. En breve espacio de tiempo, una docena de hobbits, medianos los llaman los hombres, rodeaban nuestro grupo con gran interés. Tanto fue así, que en menos de lo que canta un gallo, una mesa repleta de manjares de todo tipo vino a saciar nuestra sed y nuestra hambre, que no eran pocas tras más de una semana de camino ininterrumpido.
Tras la amena comida, que se vio colmada de preguntas y ruegos de todo tipo, nos dirigimos hasta Oatbarton. Allí descubrimos una feria de comercio donde el tabaco, las especias y la carne se intercambiaban a razón de los dictados de un anciano hobbit. Como no soy fumador, poca o nula importancia dí a las tablas de cambio de la hierba hobbit. Sin embargo, Zanger estuvo más interesado en ellas.
- Así pues, una tira de carne seca de venado equivale a un saco de 5 gramos de tabaco de la cuaderna del Este... Dame entonces uno- negoció el enano con el mercader hobbit.
Poco más es destacable de nuestra visita a La Comarca. Allí encontramos descanso y ausencia de orcos, de los cuales estábamos bastante hartos. No sabíamos por aquel entonces lo que nos deparaba nuestro camino. Tal vez si hubiéramos conocido nuestra suerte, no habríamos seguido tan alegremente hacia el Oeste.
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