jueves, 7 de junio de 2012

Corsarios de Umbar

En la Tierra Media hubo momentos de conflicto latente, de años de tensa vigilancia entre pueblos hermanos. Así ocurrió con los hombres de Gondor y los numenoreanos negros, y así tenía reflejo en la ciudad de Umbar. Hoy, queridos amigos, os relato cómo llegué por primera vez a esa ciudad portuaria. 


Llegué una fría y lluviosa noche a bordo de un barco de hombres. Es curioso ya que, tripulado por haradan, nadie osó molestarme a pesar de ser un elfo. Supongo que algo tendría que ver el oro que había prometido entregar en destino. Bueno, el oro prometido, y los cuatro hombres que volaron por la borda en su vano intento de acabar conmigo... 

El barco se detuvo y fue amarrado. Cientos de marineros acudieron prestos a atender las necesidades propias de la llegada a puerto. Mientras tanto, varios de los haradan se abalanzaron sobre mí en busca del precio del pasaje. Les calmé rápidamente al sacar mi bolsa de oro. Era absurdo buscar problemas en destino, ya que eran demasiados, y había tenido tiempo de sobra para robar de la zona de carga del barco el oro preciso para el pago. 


Descendí del barco oculto en mi capa negra, y comencé a caminar por las calles de Umbar buscando las respuestas que necesitaba. Os preguntaréis qué respuestas precisaba, pero eso no lo revelaré todavía. Deberéis, por lo tanto, esperar a que prosiga mi relato, en otra ocasión.

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