jueves, 21 de julio de 2016

Tres son multitud

Subí al cuervo con fingido desinterés, como aquella primera vez en Deralia. Sin embargo, podía apreciar la belleza de aquella nave en cada modificación realizada por Jan. El hiperimpulsor jamás fallaría como en la huida de Alderaan. Casi nos fríe esa maldita estrella de la muerte, y me prometí que no volvería a subir a aquella nave sin que hubiesen hecho algo al respecto.


Kyle me dejó sentarme a los mandos del cuervo. Después de varias explicaciones para satisfacer mi curiosidad técnica, fuimos a la zona de carga. Allí se almacenaba lo que había hecho que me buscasen durante semanas.

- Esto es lo que creo que es, ¿Verdad?
- Sí, cristales de sables de luz.
- No es frecuente encontrarlos, y menos aún en tanta cantidad. ¿Dónde los habéis conseguido?
- No hemos sido nosotros. Este es un cargamento interceptado al Imperio por la Alianza.

Eché un vistazo a la caja que contenía la mercancía. Ni un sólo símbolo imperial. Nada que indicara que aquellos cristales habían estado a bordo de nave alguna de los lacayos del Emperador.

- A no ser que Vader y el Emperador tengan más de dos brazos, no sé para qué quieren tantos cristales para sables de luz. Además, no veo marcas imperiales.
- El Imperio los encargó a contrabandistas. No querían dejar rastro. Creemos que son de supervivientes de la Orden 66. 

Me quedé helado. Hacía mucho tiempo que no había oído hablar de la Orden 66. Aquello me hizo recordar cuando comencé esta vida de contrabandista, cuando decidí actuar al margen del Imperio. Inspeccioné las cajas detenidamente.


- Estas cajas son mandalorianas. ¿Qué hace Fett con este material?
- No ha sido Fett. Ha sido Mandalore.

Aquel nombre  llevaba todavía más tiempo sin oírlo que la Orden 66. No daba crédito a las palabras de Kyle.

- Claro. Mandalore... Y también Darth Revan, ¿no? Bueno, pues que venga Jan, y vámonos. Ya me explicará ella lo que realmente pasa.
- Te hablo en serio, y Jan no viene. Al menos, no en el cuervo. Debe estar ya camino de Ord Mantell con la Valley...

Entre la incredulidad por la noticia sobre un supuesto nuevo Mandalore, y la prisa que llevaba Kyle, no reparé en lo verdaderamente grave de aquel viaje: mi nave estaba en manos de otro.

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