jueves, 24 de octubre de 2024

Star Wars Outlaws: impresión final

Hace más de un mes publiqué unaentrada de compras compulsivas (que como sabéis es esa serie de entradas sobreadquisiciones que están retrasando que pague la hipoteca de mi casa) sobre StarWars Outlaws, el juego que Ubisoft ha lanzado ambientado en Star Wars de rufianes, contrabandistas, sicarios y resto de gente de mal vivir. Hoy, tras cerca de 80 horas de juego, os doy mis impresiones sobre el mismo.

Antes de nada, y para situarnos en contexto, debemos presentar a Kay Vess, una contrabandista/cazarecompensas/sicario/lo que ella quiera porque es un gran personaje natural de Canto Bight, una ciudad del planeta Cantonica, en el Borde Exterior. Después de un golpe fallido, pesa sobre ella una recompensa o marca de la muerte que os podéis imaginar que no es algo con lo que sea fácil vivir. A partir de ahí, todo el juego gira en torno a cómo deshacer esa marca de la muerte y poder salir airosa de ella y con la mayor cantidad de dinero posible. Como os podréis imaginar, la historia principal se va diluyendo, como creo que ocurre hoy en casi todos los juegos que nos proponen hoy en día porque la cantidad de misiones secundarias y coas que hacer es enorme. No entraré en detalles concretos de la trama principal, aunque he de decir que cada vez que realizas misiones de ésta, parece que el juego se simplifica bastante y la dificultad es menor. Obviamente hay cuestiones “de guion” que influyen en esto, pero me ha dado la impresión de que cuando he explorado determinadas zonas fuera de las misiones principales la pericia de los rivales era mayor. No sé si mi impresión es acertada, pero al menos es como yo lo he notado mientras jugaba.

Kay no va sola por el mundo, a pesar de que su madre la abandonó a su suerte con 12 años. No. Junto con ella tenemos a Nix, un Merqaal que nos ayuda a hacer de todo: distraer y atacar rivales, robar objetos y armas, detonar granadas de rivales despistados o crear el caos provocando que se disparen entre sí, activar botones de lugares inaccesibles para nosotros, detectar todo tipo de cuestiones de nuestro entorno, etc. A medida que avanza el juego y obtenemos más habilidades, nuestra mascota favorita llega a un punto de ser un arma letal. Además de ello, hay toda una serie de coleccionables que tienen que ver con él y nos permiten llegar a parte de las mejores vistas del juego a lo largo de toda la galaxia. Adoro a Nix. Ese es el resumen.

Además de Nix, a lo largo del juego vamos reuniendo una tripulación para dar un gran golpe que nos retire de la vida criminal que llevamos. De esta tripulación el personaje con el que pasamos más tiempo es ND-5, que es el droide de combate que aparece como reclamo en la portada del juego. Aunque está con nosotros gran parte del juego, la sensación que me da es que se ha dado una impresión equivocada con él al incluirlo en la portada. Me explico. ND (ya tenemos cierta familiaridad con él) está desde que se incorpora como copiloto de nuestra nave, la Cazaestelas, y aunque proporciona cierta guía durante el juego y tiene un papel importante en la historia principal, no nos acompaña en los combates durante nuestra exploración de los distintos planetas del Borde Exterior que vistamos. Mi impresión nada más comprar el juego es que iba a acompañarnos junto con Nix, pero nada que ver.

Además de esta tripulación tenemos una serie de personajes, los llamados especialistas, gracias a los cuales podemos adquirir nuevas o mejoradas habilidades que nos facilitarán la vida y que aprenderemos mediante la realización de determinadas acciones. Si bien esas acciones no son especialmente complejas, hay algunas que me supusieron un quebradero de cabeza en su momento porque sólo se pueden dar en un contexto concreto. Por ejemplo, una de las habilidades de uno de los especialistas requiere esquivar 5 misiles con el Cazaestelas y claro, no todas las naves a las que nos enfrentamos en el juego usan misiles, por lo que hay que lograr esta tarea en misiones concretas. Otro de los requisitos más tediosos tenía que ver con acabar con soldados de la muerte, que sólo aparecen si el nivel de búsqueda con el Imperio es elevado. Esta es una de las tareas más pesadas porque exige “liarla” en un sector imperial, incrementar el nivel de alarma, escapar de ese sector y llegar hasta la ubicación de los soldados de la muerte que, como supondréis, no son meros oficiales imperiales ni soldados de asalto. Vale que no es enfrentarse a un AT-AT, pero tiene su miga. Con todo y con eso, si me aceptáis un consejo, es que obtengáis cuanto antes las habilidades de los especialistas, ya que facilitarán vuestra supervivencia en el Borde Exterior.

Paso ahora a hablaros de los planetas que recorremos durante el juego. Empezamos por Cantonica, o más bien por su ciudad Canto Bight. Nos regala las primeras panorámicas del juego y nos pone en contexto, pero lo abandonamos pronto y no lo recorremos del mismo modo y mucho menos con la misma profundidad que los otros planetas, lo que hace que tenga “cierto desapego” hacia este planeta. Es cierto que se figura como objetivo final a lo largo del juego pero me pasa como con tantos otros casos de otros juegos en los que finalmente piensas que no se ha explotado lo suficiente una ubicación concreta. Seguimos con el siguiente planeta de la lista: Toshara. En este planeta empezamos a verdaderamente familiarizarnos con el juego, con ciertas mecánicas del mismo (literalmente con ciertas mecánicas porque disponemos de una moto swoop que nos acompañará todo el juego e iremos mejorando para poder recorrer más partes de los distintos planetas) y a explorar de verdad las posibilidades que nos ofrece este juego. Es, además, el planeta en que más cómodo me he encontrado recorriendo las ubicaciones y con el que más identifico al juego (tal vez por esa mera familiaridad provocada por ser el primer punto al que llegamos tras Canto Bight).

Sigo con otro planeta: Tatooine. Poco puedo decir sobre este planeta desértico que nos acompaña a lo largo de casi toda la saga de Star Wars, ya sea en películas o videojuegos, y tal vez por ello es un planeta en el que uno se siente como en casa. Resulta fantástico poder recorrer el Mar de Dunas, el Palacio de Jabba (con cierta sorpresa en la cámara de audiencias), la granja de los Lars o poder llegar al Taller de Tosche antes que el propio Luke Skywalker. Además, recorremos Mos Eisley de cabo a rabo, impregnándonos de su ambiente y su (no tan potente como apuntaba Obi-Wan) maldad. También descubrimos Mos Algo (tela con el nombre. Parece un chiste malo), tratamos con Jawas y Moradores de las arenas, vemos a los Banthas e incluso (spoiler alert) nos adentramos en el cuerpo de un sarlacc. Cosa fina para poder disfrutar del planeta de los soles con algunas instantáneas que se quedan en nuestra cabeza recorriendo el vasto desierto o deteniéndonos cerca de las granjas de humedad.

 

Pasamos ahora a Akiva, un planeta selvático que resulta algo más incómodo de recorrer en un principio, por una cuestión de guion y de evolución propia de la historia y de nuestra moto swoop, pero que cuando ya obtenemos ciertos avances nos permite explorar en mucho detalle el planeta. Es visualmente de lo más bonito del juego y nos ofrece más posibilidades que los desérticos territorios de Tatooine. Además, parte de mis misiones secundarias favoritas se desarrollan en este planeta, incluyendo una visita a una fábrica de droides del ejército separatista (la verdad es que gracias a Clone Wars cualquier cosa que tenga que ver con esa época me llama mucho más la atención). Por ello, bravo por Akiva. Finalizo con Kijimi. Es un planeta helado que aparecía ya en El Ascenso de Skywalker aunque, parafraseando a Gandalf en Moria “No tengo recuerdos de este lugar”. Ni me acordaba de este dato que os acabo de dar (y que he visto confirmando alguna cuestión para la entrada), aunque he de ser sincero y tampoco han calado en mí la mitad de los planetas de la última trilogía, así que es más un tema mío que otra cosa. Kijimi, por sus peculiares características, permite menos exploración que los otros planetas y aunque se compensa con la nebulosa que lo rodea y que podemos explorar con la Cazaestelas, se queda un poco corto, la verdad. Con todo y con eso, parece tener cierta lógica que no todas las ubicaciones del juego exijan echarse horas y horas de exploración para completarlas.

Voy a detenerme ahora en el sistema de afinidad con los distintos clanes o sindicatos con los que tratamos. En función de las misiones que hacemos, los clanes nos surten de equipo, vestimentas, oportunidades de comprar materiales a mejor precio, o poder acceder a distintas ubicaciones con más facilidad. También nos ofrecen más contratos mediante sus informantes, y se logra con ello la sensación de que podemos liarla si no tomamos las mejores decisiones. Inicialmente tenemos que ser más cuidadosos con lo que hacemos, ya que hay menos informantes, menos clanes, y la historia principal nos enfrenta más directamente a los clanes disponibles, que van aumentando con el paso del juego. Sin embargo, llegado cierto punto, es fácil mantener la afinidad más alta con todos los clanes, por lo que el sistema de clanes, que al principio pinta muy bien, se va diluyendo y teniendo menos impacto en el desarrollo del juego. Los clanes con los que tratamos son los Pyke, los Hutt, el Alba Escarlata y el Clan Ashiga. Además de ellos nos enfrentamos también al Imperio, que aporta una buena dosis de emoción porque podemos infiltrarnos en infinidad de sus instalaciones y podemos ser objeto de persecución por las tropas imperiales. Finalmente, también podemos colaborar puntualmente con la Rebelión, pero se hace de modo tan concreto que mantiene bien la separación entre “nuestras actividades” y la guerra contra el Imperio. Ciertamente, no tendría sentido que la rebelión ocupar más terreno en el juego porque es este es un juego del Borde Exterior. Llevándolo al terreno de los juegos de rol clásicos de la casa, esto es, para lo que nos interesa, Al Filodel Imperio no La Era de la Rebelión.

En cuanto al sistema de batalla, el juego tiene algunos elementos de infiltración clásicos que nos recuerdan a Assassin´sCreed (al fin y al cabo, el juego viene de donde viene) e incluso estéticamente algunos elementos como la escalada bien podrían ser de alguno de nuestros asesinos favoritos. Echo en falta algo más de realismo en algunas cuestiones de combate (he llegado a sobrevivir a instalaciones imperiales en estado de alerta con decenas de soldados) y un poco más de infiltración (para lo cual es esencial Nix) pero en general me parece que el sistema es bueno, sobre todo una vez nos habituamos al mismo. Desde luego, para poder sobrevivir es esencial saber hacer un buen uso del acelerón de adrenalina que es muy similar al modo de disparo que hay, por ejemplo, en Red Dead Redemption 2 cuando marcas a los rivales y los abates de un tiro (los que hayáis jugado a ese juego sabréis a qué me refiero). Antes de dejar de lado el sistema de combate hay que hablar también del combate de naves. Me ha parecido sencillo, tal vez demasiado, pero entretenido. No se espera de un juego de este estilo un sistema de combate estelar muy elaborado (para eso tenemos por ejemplo Star Wars Squadrons que, por cierto, me pareció insufrible, o el sistema de combate espacial de Battlefront I o II) y la verdad es que no se complican mucho la vida pues, en definitiva, lo normal para la ambientación del juego son pequeñas refriegas y huidas al hiperespacio hacia otros sistemas. Pocas veces son las que caemos en el espacio después de un combate, la verdad.

Llegamos a la ambientación. Esto es Star Wars. Hay elementos reconocibles (no sólo los que apuntaba sobre Tatooine), sino en todos los pequeños detalles y elementos que vemos: las cantinas, los puestos de comida donde podemos deleitarnos con los mejores platos del Borde exterior junto con Nix (este es uno de mis elementos secundarios favoritos), las instalaciones imperiales, las reconocibles razas alienígenas a las que nos enfrentamos o que en cualquier punto de la galaxia vemos droides de protocolo o unidades R2 como los que tenemos todos en mente. Parte de esa ambientación viene dada por aspectos secundarios como el Sabbac, que para mí es todo un acierto. Es un juego sencillo pero adictivo, con estrategia (no como el pazak que podíamos ver en Caballeros de la Antigua República y que era poco menos que como jugar a las siete y media) y que se intercala de manera sencilla en la historia principal. Además, nos permite hacer distintos tipos de trampas para ser todavía más pendencieros y estar mejor integrados en ese mundo de sin vergüenzas que es el Borde Exterior. Lo dicho, un acierto que me aporta nuevas ideas para nuevas aventuras para Al Filo del Imperio y para las aventuras de Rick Rodgers.

Vamos casi terminando con los distintos tipos de misiones que podemos encontrar. Es cierto que, llegado cierto punto, éstas son repetitivas: robar algún objeto, poner una cámara o micro en una instalación imperial o de un clan, llevar cierta mercancía de un punto a otro, atacar una nave, etc. Esta repetición puede llegar a cansar, pero creo que es cosa menor para toda la diversión que aporta el juego. Además, cuando terminamos ciertas misiones siempre podemos jugársela al clan que nos había contratado para beneficiar a otro en una buena forma de ganar o perder confianza con quien no debemos. En todo caso, son muy destacables las misiones secundarias. Entre ellas, además de las relacionadas con el Sabbac, quiero destacar las que tienen que ver con los holodiscos que nos dan acceso a cámaras y tesoros a lo largo de los distintos planetas que recorremos. Al principio es un poco una búsqueda de una aguja en un pajar, pero a medida que avanzamos con estas misiones te va picando la curiosidad y te dan ganas de ver qué ahí más allá, y a dónde lleva eso. Y también destacable en todas las misiones son las actividades de hackeo informático, que no revisten complejidad, y las más tediosas aperturas de terminales de seguridad, cajas y cofres. Os prometo que todavía ahora, con decenas de horas de juego a mis espaldas, cuento con los dedos de las manos las veces en las que he abierto una puerta o un cofre a la primera.

 


Antes de despedirme con mi visión general no puedo dejar de apuntar una cosa: esto es Star Wars pero también es Ubisoft, claro que sí, y por tanto no podían dejar de faltar sus buenos fallos. ¿Por dónde empezar? No es que sea realmente un fallo, pero recuperamos un clásico como el que nuestro personaje no sabe nadar, al más puro y lejano estilo Assassin´s Creed 1. Yo respeto las incapacidades de cada uno, pero en serio, Kay sabe disparar, pilotar, escalar, piratear, hacer trampas al Sabbac, jugársela con cabecillas de clanes, pero se le atraganta nadar. Hombre, cogido con pinzas. Pero vayamos a errores “de verdad”. Ha habido misiones que he tenido que reiniciar porque las opciones para hablar con un personaje o abrir una puerta no aparecían. Si hubieran sido misiones cortas lo puedes tolerar, pero os hablo incluso de misiones de la historia principal en las que llevaba del orden de media hora larga haciendo todo tipo de acciones no precisamente fáciles (que también las hay) y he tenido que recuperar archivos de guardado automático para poder continuar. Con todo esto, os podéis suponer mi cabreo. A este error le añadimos que alguna vez en algún salto Kay ha terminado fusionándose con las rocas, las montañas o incluso elevándose en el aire o haciendo algo parecido al moonwalk, de modo que el juego ni comía ni dejaba comer, como el perro del hortelano. También me desespera que en el menú del juego se marquen como no leídos elementos del mismo (entradas sobre personajes, lugares, coleccionables, etc.) cuando sí he leído. Para mí, que soy una de esas personas (cuerdas, muy cuerdas, CLARAMENTE) que no soporta ver la marca de correos no leídos en el buzón, cosas como ésta me matan. Y acabo con mi error “favorito”, que consiste que hay una serie de misiones secundarias que no puedo completar. Por ejemplo, una de ellas, ubicada en Toshara y que requiere encontrar un cofre de cuya ubicación conocemos escuchando una de esas frecuentes conversaciones perdidas en una cantina, no puedo completarla porque ya había encontrado el cofre antes de oír esa conversación (¡¿?!).

Y ya por fin termino. Me ha gustado mucho el juego, como podréis deducir de la extensa entrada que he escrito (algo no muy normal en mí). No sé si decir que al mismo nivel que JediSurvivor porque son mundos diferentes dentro del mismo universo, y eso complica la comparación, pero me ha gustado y he disfrutado cada segundo. Tanto es así que temo que caeré nuevamente en las frías garras de Ubisoft y terminaré comprando (no tan compulsivamente) el seasson pass. Todo se verá.

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