Pero no sólo estas "virtudes" son las que me atraen de este personaje. Siempre encontré utilidad a tenerlo en el grupo. Ya fuera armado con Evangelio Venus, o con mi adorada Cimitara (Crecimiento Triple de materia), Cid era imprescindible en mi partida de tres, que solía completar con Barret (Tifa tenía de vez en cuando esos incomprensibles ataques de 300 o 400 puntos). Un buen grupo de personajes que evitaba el poco carisma de Yuffie o Caith Sith, el segundo plano de Red XIII (al que aun así tengo en bastante estima) o el descontrol del límite de Vincent (Un buen secundario).
Igual de imprescindible para mí en FFVII, era Cid (Como concepto, podríamos decir) en la saga. Así, podemos encontrar personajes con ese nombre en FFVIII, donde Cid es el Director del Jardín de Balamb (Con una pinta un poco cutre, la verdad) y FFIX, tansformado en bicho buri primero, en rana después y luego con su aspecto normal de largo bigote. Es curioso cómo este fumador empedernido (No me salen los cálculos de la cantidad de cigarros que debió consumir a lo largo de las ni se sabe horas de juego que hice tras pararse el reloj en 99:59) me ganó el corazón con su mal comportamiento.
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