lunes, 3 de noviembre de 2014

Aliados inesperados

Volví a la Valley tan pronto como me fue posible. Por fortuna, las tropas del Imperio no habían saqueado nada importante, al menos a primera vista. Examiné con cuidado el compartimento de carga. Desde el primer momento me percaté de que la idea de Kate de dejar parte del cargamento de whisky había sido brillante. Los soldados de asalto, demasiado interesados en la bebida, no se habían molestado en investigar más allá de lo evidente. 


Me acerqué a unas cajas viejas apiladas y me subí a ellas para acceder al falso techo de la sala. Comprobé que la carga no había sufrido daño alguno, y me preparé para la reunión. 

- No me fío de él- se apresuró a informarme Jayne. 
- Lo sé. Por eso estás aquí- repliqué. No era la primera vez que trataba con cazarecompensas, pero aquello no lo hacía más fácil. Gente sin honor, que sólo responde al dinero. Llegar hasta mi nave no sería problema para él, sobre todo con los imperiales buscando contrabando en las cantinas. 


Nos preparamos para lo peor, pues su reputación lo precedía, y yo no me fío de nadie. La tensión se respiraba en el ambiente, a pesar de encontrarnos en nuestra propia nave. Por fin llegó, y no venía precisamente sólo. 

 - ¿Tienes la mercancía? - preguntó tras su máscara. 
- Tal como prometí, Fett- respondí sin vacilar. Lo difícil venía ahora..

Inspeccionó la mercancía con cuidado, tal y como había previsto, y pareció que todo estaba a su gusto. Miró a sus compañeros, mandalorianos como él, y después se dirigió  a mí.


-Sólo tú. No podemos levantar sospechas.
- ¿Cómo pretendes que lo hagamos? No creo que podamos pasar así como así a esa base imperial- le dije preocupado por mi propia seguridad personal.

Se detuvo y dirigió la mirada hacia mí, tal y como si me atravesase con sus ojos. Sentí un escalofrío cuando comenzó a quitarse el casco, como si lo que había tras él fuese a volverme loco. Una mezcla de decepción y alivio se dibujó en mi rostro cuando sólo vi a un hombre.

- No te preocupes de nada. Esta cara les suena.

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