Un sol de justicia iluminaba nuestros pasos. En otra ocasión, la fatiga y el calor habrían hecho mella en alguno de nosotros, pero aquel no era el día para ello. Atrás dejábamos Rohan, con nuestro amigo Hader de vuelta en su hogar, el cual considerábamos también como nuestro. Su ausencia, aunque comprensible por el mal que azotaba su patria, no nos resultó agradable en absoluto.
- "La guerra me llama, y he de partir con Erkenbrand al Abismo de Helm"- nos dijo con pesar y la mirada ausente, dispuesta para la batalla.
Ninguno de nosotros pensó en ese momento en cuán lejos iba a llevar a Hader tomar esa decisión. Tiempo más tarde, cuando la sombra de Sauron cayó, supimos que nuestro amigo había luchado y salido victorioso ante la Puerta Negra.
Mientras que él emprendía el viaje al Abismo de Helm, nuestros pasos, más modestos, nos guiaban hacia Tharbad. Allí conoceríamos al que vendría a ser el nuevo explorador del grupo, aunque esto, mientras una extraña marea verde se acercaba a Isengard, no podíamos suponerlo.
- "El viento trae el retumbar de la tierra. Los árboles parten a la batalla atrayendo sobre sí al enemigo"- dije para todos.
Obviamente, la burla de Zanger no tardó en dejarse oír, tal y como no tardó en producirse el asentimiento del mago en gesto de aprobación de mis palabras. Nada más se dijo sobre aquello, pero bien cierto es que el paso de Rohan se postró solitario ante nosotros.
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