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jueves, 2 de junio de 2016

Jefes "imposibles" de Final Fantasy: Ozma, de FFIX

Después de hablar de Ente Omega de FFVIII, llega el turno a la siguiente entrega de la saga, y su correspondiente jeje imposible: Ozma. FFIX recuperó algunas cuestiones clásicas de la saga, como las profesiones. Sin llegar al nivel de FFX-2 o de las entregas más añejas vistas en SNES, cada personaje tenía un campo de actuación específico. Así, Daga y Eiko eran magas blancas invocadoras. Titan era ladrón. Vivi, mago negro... esto traería complicaciones con nuestro jefe de hoy. Eso, y el sistema de habilidades del propio FFIX.  

Lo primero es lo primero. Ozma estaba en la isla flotante a la que sólo podías llegar con chocobo dorado. Era bastante pesado recorrer el mundo buscando la sombra de la dichosa isla. En el juego de las chocografías, laborioso pero tremendamente entretenido, lográbamos obtener las posibles ubicaciones de la dichosa isla. Así que el primer problema era llegar hasta la ubicación acertada de entre las seis posibles, usar la pimienta letal y volar. 

Una vez en la isla, entraba en juego la problemática de las habilidades de FFIX y la elección del grupo. En cuanto a lo primero, existía la complejidad de buscar la activación del mayor número de habilidades "Anti" posibles, porque Ozma hacía de todo, y todo malo: Confusión, minimalia, mudez... Siempre quedaba algo contra lo que no quedaba posible defensa. Era en esos momentos cuando uno echaba en falta el accesorio Cinta de FFVII. 

domingo, 10 de junio de 2012

La evolución de Final Fantasy

Vuelvo hoy a escribir en la caverna con una entrada muy personal (más de la habitual si cabe) sobre el universo Final Fantasy. Poco conocimiento se puede aportar realmente a una saga de juegos tan conocida como esta. Sin embargo, sí que creo que puedo aportar mi experiencia y mi impresión personal sobre cómo ha ido evolucionando con el paso del tiempo.

Comenzaré con mis inicios con la saga. Al contrario que muchos otros, y ya que no disponía de la consola adecuada para ello, no me sumergí en Final Fantasy con sus primeras entregas. Muy al contrario, mi primer Final Fantasy fue el VII, que afortunadamente y como bien sabéis llegó a Sony por ese incomprensible amor de Nintendo por el cartucho. Este giro de plataforma, tan afortunado para Sony como para Final Fantasy, me permitió acercarme a este apasionante mundo.


Mucho he hablado de Final Fantasy VII en este blog, pero no está de más que vuelva a destacar las virtudes del juego. Su interesante trama, de calidad creciente a medida que se avanza en la misma, su universo tan detallado, y el sistema de materia, fueron puntos a favor del éxito de esta entrega.

Después de Final Fantasy VII, llegó Final Fantasy VIII. Tanto es así que en mi versión del primero de ellos se incluía una demo del juego donde aparece Squall. Recuerdo cómo despertó en mí un gran interés esa demo, creando una ansiedad en absoluto justificada una vez revisado el producto en cuestión. Final Fantasy VIII pecó de un guión bastante flojo, algún que otro personaje con poca enjundia, y sobre todo un sistema muy pesado. Si a eso añadimos aquellos combates interminables, tenemos un descenso evidente de la calidad de la saga.


Antes de jugar a Final Fantasy IX, experimenté con los Final Fantasy jugables con SNES. Esto me descubrió una serie de juegos de enorme calidad, interesante trama (sobre la lógica habitual de villano que quiere destruir el mundo), y multitud de elementos característicos como los Chocobos, los siempre odiosos Mog, los personajes llamados Cid, o Bahamut. En estos elementos aprecié la esencia de Final Fantasy, llevados a su máximo exponente en la VII entrega. Fue el conocimiento de estos juegos antiguos lo que impulsó todavía más mi gusto por las aventuras de Cloud Strife. 

martes, 22 de junio de 2010

Personajes de Final Fantasy: Amarant Coral

Llegado el turno a FFIX, no podía dejar de decantarme por Amarant el Rojo. Nuevamente, me inclino por un persoanje que no es el principal (Personalmente, Yitán no me resultaba tan carismático como Cloud, ni tan esquizofrénico, dicho sea de paso, como Squall). Amarant no es mi elección por la obvia comparación con otros personajes de dudoso carisma como Quina (Nunca entendía como permitían que un personaje de Final Fantasy fuera con esas pintas), o tan inverosímiles como Freija (Siempre me pareció que sobraba un poco y que su incidencia en la historia es más bien escasa).

A Amarant siempre le encontré mucha utilidad, y formaba parte de mi grupo de cuatro en casi todo momento (Subida de habilidades y experiencia aparte). Por un lado, atacaba tan fuerte como Yitán o Steiner (Bueno, tan fuerte no, pero era más que destacable su Fuerza de ataque). Usar a los tres juntos me recordaba en cierto modo a los personajes de FFVII, con los que podías dedicarte a utilizar sus golpes sin necesidad de usar ataques mágicos (Eso en Vivi, personaje que por otro lado me gustaba bastante, no era posible). Pero no sólo de Fuerza bruta vive Final Fantasy, y ahí Amarant ganaba enteros con su magia. Especialmente útil es Chakra, sobre todo cuando está en Trance. Lo utilizaba para evitar usar Eter con las curadoras y/o Aspir con Vivi. Incluso, bien planteado, te evitaba gastar tiendas de lona. Tan sólo hay que usar chakra sobre Amarant y recupera los PM que haya podido gastar al lanzar Chakra sobre los demás. Otro de los hechizos importantes de Amarant es Aura, que nos permite no depender tanto de Eiko o de Garnet. Y por último, qué no decir de un clásico como Lanzamonedas. No recuerdo Final Fantasy alguno en el que no estuviera presente (GP Toss incluido). Puede ser útil, sobre todo si andas sobrado de dinero. En definitiva, el caza recompensas es mi elección clara en FFIX.

jueves, 6 de mayo de 2010

FFIX

Tras FFVII y FFVIII, Square nos sorprendió garatamente con FFIX. Realizado en 2000, este fue el último juego de la saga que se lanzó para Play Station 1. FFIX nos sumerge en un mundo con gráficos de viñeta francesa que, la verdad, son muy pintorescos y originales. La historia que nos ofrece FFIX está bastante centrada en las Invocaciones, regalándonos escenas cinemáticas de gran calidad. De hecho, el comienzo del juego con el barco Teatro volando en Alexandria es bastante impactante.

Como ya os adelanté, en FFIX podremos disfrutar de un juego de cartas más desarrollado que en FFVIII. El juego, Tetra Master, es bastante entretenido, aunque el hecho de que cuando alcanzas el número máximo de cartas que puedes tener sólo puedas tener una carta de cada es bastante frustrante, ya que te obliga a eliminar cartas cada vez que juegas una partida. Aún así, te aporta un buen rato de diversión.

Los chocobo también son muy entretenidos. El sistema de búsqueda de tesoros, aunque se hace un poco pesado en ocasiones, es entretenido en muchos momentos. Las chocografías, sobre todo las del bosque y la ensenada, entretienen mucho una vez que coges cómo va el asunto. Tras unas cuantas horas picando por el mundo tendremos todos los tesoros enterrados aquí y allá. Además, eso de tener un chocobo que vuela también es muy curioso. Por ello, se puede decir que FFIX mejora con creces este apartado respecto a FFVIII y añade más alicientes que la cría de chocobos de FFVII, donde esencialmente estabas un par de horas corriendo en Gold Saucer, cazando chocobos y apareándolos.

Por último, una cosa que no sé si termina de gustarme o no en FFIX, es que cada personaje tiene un rol muy específico. El hecho de que Steiner y Yitán sean más propensos a los ataques físicos, o que Daga y Eiko estén muy centradas en la magia le resta importancia a algunos personajes a la hora del combate. Sin embargo, y sobre todo en comparación con FFVIII, FFIX es un juego interesante que merece ser rescatado más de una vez.