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miércoles, 12 de marzo de 2025

Juegos de contrabando

Salimos del hiperespacio demasiado cerca de un campo de asteroides. El proceso de los cálculos de astronavegación, aunque pausado, había fallado. Nadie está exento del azaroso movimiento de los asteroides. 

- Extraño. Esto no está como la ultima vez que visité la estación - dejó escapar Ellors, seguramente creyendo que no le iba a escuchar. 
- ¿La última vez? ¿La última vez? - insistí- Sabía que estabas implicado. Seguramente los pyke también lo saben y nos han seguido. 
- No te quepa la menor duda de que nos han seguido. No confían en nosotros. Pero no, no estoy implicado en esto. He venido muchas veces a esta estación, para enseñar a pilotar a los pilotos que venden sus servicios a los contrabandistas y clanes que traen su mercancía hasta aquí. 

Después de esa conversación, y de esquivar algún asteroide "fuera de lugar", pude comprobar a lo que se refería Ellors sobre que el sitio no estaba como la última vez que lo había visitado. Tras unas cuantas maniobras que despegaron nuestro ángulo de visión vimos que gran parte de la estación había volado en pedazos y un ingente número de cajas de cargamento estaban esparcidas por aquí y por allá. 

jueves, 16 de enero de 2025

Socios por conveniencia

La Valley abandonó la órbita del planeta de manera pausada, pues tocaba realizar los cálculos de astronavegación pertinentes para poner rumbo a las coordenadas indicadas por Ellors Madak. Cualquier novato pensaría que, con las coordenadas en la mano, basta con acelerar a la velocidad de la luz para llegar seguro a cualquier destino. Sin  embargo, cualquier experto sabe que un cálculo errado podría acercar tu nave a alguna supernova. Viajar por el espacio no es como dar un paseo por el campo, amigos.

Ellors me miró con esos ojos vacíos llenos de desconfianza que yo mismo habría tenido si estuviera en una nave ajena. Lo respeté y lo respeto. Aquella situación no era agradable ni para él ni para mí. Sin embargo, nuestros intereses eran comunes en aquel momento: yo tenía que pensar en mi tripulación y él en la suya y su nave, que estaba repleta de un importante cargamento del que no quería hablar (y de ahí que yo supiera que era importante).

Introdujimos las coordenadas, realizamos los cálculos y saltamos al hiperespacio. Aunque Walk no estaba a bordo, me sé manejar en mi propia nave. Eso es algo que tengo que recordar más a menudo. Ellors comenzó a analizar algunos de los cuadros de instrumentos de la cabina, reparando en algunas de las modificaciones que yo mismo he realizado a lo largo de esos años.

jueves, 14 de noviembre de 2024

Trabajo por hacer

Cuando la hija de Marg Krim nos reunió a los “cabecillas” de los distintos grupos que habían sido “invitados” a sus celdas, nos miramos los unos a los otros buscando explicaciones, y aliados. En aquella sala, con una mesa circular tan grande como permitía la estancia, había todo tipo de pykes velando por la seguridad de Marg, que no tardó en tomar la palabra.
 
- Hablaré en básico galáctico para que podáis entenderme todos – comenzó diciendo mientras que algún huttés expresaba su rechazo a estar en aquella situación. Su ímpetu fue aplacado con una sonora bofetada de un guardia pyke. 

Marg se tomó todo el tiempo del mundo en retomar su discurso. De manera pausada, casi ceremonial, se sirvió una especie de té especiado mientras ordenó a uno de sus secuaces introducir un holodisco en un proyector que había en mitad de la mesa. La imagen tardó en cargarse unos pocos segundos, aunque parecieron horas. Cuando lo hizo, pudimos ver una grabación de un robo de una sala acorazada. Parecía un grupo bien organizado de no menos de diez integrantes, con dos o tres rodianos, otros tantos humanos y algún Twi'lek. Marg se tomó nuevamente su tiempo para inspeccionar las caras de los que estábamos allí tratando de entrever alguna reacción que pudiera delatar a los presentes. 


- ¿Quién ordenó el robo? ¿Quién sabe dónde está lo que robaron? ¡Hablad! – ordenó mientras golpeaba la mesa con la culata de un bláster al ver que nadie tomaba la palabra. La taza de té se volcó derramando su contenido y dejando durante unos segundos el sonido de fondo del líquido derramándose en el suelo.

Las caras de desconcierto no tardaron en aparecer. Por suerte para mí, pude contener mi habitual verborrea. Aunque no conocía ningún detalle del robo (demonios, ni reconocía a los ladrones) decidí callar la boca por una vez. Por desgracia para él, un miembro del Alba Escarlata no fue tan cauto y comenzó a lanzar todo tipo de insultos a Marg y a amenazar con las represalias que tomaría su clan contra ella si no lo soltaban inmediatamente. El siguiente sonido fue el del bláster de Marg, que todavía humeaba cuando ese pobre desgraciado cayó al suelo. 

viernes, 27 de septiembre de 2024

Negocios turbios

Cuando desperté después de aquel fundido a negro no sabía dónde estaba,  pero no tardé en hacerme una idea porque reconocí al instante aquel símbolo.  Me habían atrapado los pyke. Nunca me han gustado esos clanes. Ni unos ni otros, pero no puedo negar que alguna que otra vez he tenido que negociar con ellos.

Intenté moverme pero fue imposible. Una sacudida eléctrica recorrió mi espalda. 

- Un campo de fuerza. No van a dejar que escapamos.  Al menos por ahora.

Creí reconocer una voz familiar, pero aquello no era posible, o al menos no lo parecía en aquel momento.

- ¿Walk? Pero, ¿Qué haces aquí? - pregunté sin poder siquiera imaginar como alguien de mi tripulación estaba encerrado conmigo.

- Nos atraparon hace dos días. Tienen la valley en un hangar,  y llevan buscándote casi un mes. Si no hubiera sido por tu pequeña aventura con Katarn habrían dado contigo antes. Él está bien. Escapó de los pyke con Skywalker y nos puso en la pista para encontrarte. 

- ¿Nos? - pregunté todavía confuso.

- Nos, Rick. Estamos todos aquí - me dijo Kate, que estaba una celda más allá. 

Solo entonces reparé en lo grande que era aquel sitio. Había decenas de celdas. Junto a mi tripulación,  desperdigada en varias de las celdas, había no menos de tres o cuatro contrabandistas que conocía de distintos negocios y rivalidades cosechadas a lo largo de los años. 

Ahí estaba Gela Yeens, uno de los cobradores de las deudas de Jabba. Repasé mentalmente si le debía algo a aquella babosa, y respiré aliviado al recordar que la última vez que había tratado con los hutt había dado una de mis identidades falsas: Carth Onassi. 

Pero Gela no era el único conocido. Ellors Madak y Baniss Keeg, los pilotos de la raza Duro, estaban también en las celdas. Aquella parecía una convención de contrabandistas. Pudiera parecer que no había ninguna conexión, pero entonces apareció ella: la hija de Marg Krim, la más peligrosa integrante de los pyke con la que me he topado.

miércoles, 15 de mayo de 2024

De nuevo a la carrera

Los disparos se sucedían, pero yo mantenía la calma. Lo que para muchos es un escenario complejo, para mí era un día más en la oficina, sobre todo desde hacía un tiempo. Además, varios de los androides de la serie IG-88 habían caído ya bajo el sable de Skywalker. Aquello parecía ir bien, salvo por el estado de Kyle.

- Venga, Katarn. No te mueras aquí - le dije mientras vi de refilón asomar el ojo robótico de una de las unidades IG-88 que quedaban en pie.

En apenas unos segundos tuve que reaccionar a lo que se me venía encima. Cogí la pistola Bryar de Katarn y descargué toda la potencia que tenía acumulada sobre la cabeza del IG-88. La explosión llamó me cegó por un momento y tardé en reponerme. 

Cuando creía que me había librado de esa molesta presencia, el androide describió un círculo con los brazos y la pistola fue a parar al suelo. En ese momento vi el sable jedi de Katarn y no lo pensé. Dibujé un arco ascendente que partió al androide en dos. Las chispas saltaron por los aires y ambiente se cargó de olor a metal quemado.

- Rodgers, ¿cómo está Katarn?- me gritó Skywalker mientras se enfrentaba al sith que le había amenazado hacía unos pocos instantes. 

Apenas pude decir anda antes de que se oyera un nuevo estruendo provocado, en esta ocasión, por un grupo de rebeldes que entró el edificio. Una granada de humo recorrió el suelo haciendo que el ambiente fuese poco menos que irrespirable. Lo que en otro contexto habría ayudado, pronto se volvió en nuestra contra, pues los androides IG-88 tenían visión en esas condiciones, pero yo no. 

Noté un duro golpe. Y se hizo la oscuridad.

lunes, 25 de septiembre de 2023

Un alto precio

Mi pistola bláster humeaba tras más de media hora de tiroteo incesante. No sabría explicar cómo habíamos logrado sobrevivir y escapar de casa de Katarn, pero lo cierto era que tras haber acabado con buen número de androides asesinos el camino de huida se despejó lo suficiente como para que los tres nos subiéramos en uno de los aerodeslizadores que habían usado para rodear la casa. 

- No es casualidad que haya pasado esto, Skywalker - le dijo Katarn al jedi.
- No lo es. En absoluto - respondió Skywalker sin dejar de mirar el camino mientras conducía el aerodeslizador - Fuiste imprudente al contactar conmigo,  pero yo lo fui más al venir.

El silencio se apoderó de los siguientes minutos. Al principio agradecí ese momento de calma, ya que mis oídos todavía pitaban de tanto ruido de bláster.  Sin embargo, al final no pude contenerme.

- Bueno, ¿Alguien me dice qué vamos a hacer ahora? - pregunté mientras revisaba mi bláster. 
- Hay una célula rebelde cerca. Allí encontraremos ayuda y transporte.
- ¿Una célula rebelde aquí? ¿Tan lejos llega ese movimiento? - pregunté incrédulo a Skywalker. 
- La tiranía del Imperio ha acabado con la paciencia de muchos. Pronto se unirán más.  Ya casi estamos. Es....

De nuevo, la pausa. El silencio. Esta vez no fue un silencio agradable, sino desconcertante. Una columna de humo se veía desde lejos. No hacía falta analizar más la situación. La célula rebelde no iba a poder ayudarnos.

viernes, 19 de mayo de 2023

El señuelo

Skywalker me observó detenidamente, buscando algo destacable en mi postura y en mi mirada. Tanto él como Katarn no intercambiaron palabras durante varios minutos. De repente, comenzaron a meditar a la par, mientras yo miraba la situación con cara de pasmo. Tras un tiempo que no podría saber cuánto duró,  pero que me pareció eterno, el ambiente de la habitación se volvió tenso. Al final, aquel trance llegó a su fin.

- Es una trampa, Kyle. Prepárate.

Sin mediar más palabras, ambos jedi sacaron sus sables a relucir, nunca mejor dicho. Las luces de la casa de Katarn habían sufrido un oportuno apagón y sólo se podía ver el halo inconfundible de los sables láser de ambos jedi. Fue entonces cuando escuchamos esa voz, la del sith que nos encontramos tiempo atrás en aquella mina de Jedha.

- ¡Qué previsible! Sabía que acudirías buscando la ayuda de ese idiota de Skywalker. Pronto el emperador me compensará como es debido.

El sable rojo del sith describió un arco de arriba a abajo buscando el cuerpo de Skywalker. Sin embargo, el sable del jedi interceptó el golpe. Kyle fue en ayuda de Skywalker,  pero el sith lanzó un rayo que le impactó de lleno. Un grito de dolor inundó la habitación. 

Mientras todo se sucedía a mi alrededor,  reparé que no estábamos solo los jedi, el sith y yo. Unos androides de la serie IG-88 habían entrado por una ventana aprovechando el ruido de la batalla.  Tiré una mesa para resguardarme y ocultar tras ella a Kyle. Y comenzaron los disparos...

viernes, 21 de abril de 2023

El hogar de Katarn

Katarn había estado indagando en mi mente durante todo el viaje. Era curioso el modo en que había tratado de sonsacarme información que ni yo sabía que debía estar en mi cabeza. Las preguntas se sucedieron una tras otra en mi mente, de modo cada vez más atropellado. Al final cedí y me desmayé.

Cuando desperté estaba en una cama tumbado, aunque no sabía dónde.  Alcé la vista y ahí estaba él,  en un rincón, pensativo, tal vez sopesando qué hacer conmigo. Noté qué nada me retenía y me levanté lentamente,  pues la cabeza todavía me daba vueltas.

- Tienes agua ahí.  Lamento haber tenido que bucear en tu mente.

- Al menos parece que has entrado en razón. No sé qué te hizo pensar ese sith, pero está claro que trataba que perdieras el control - le dije.

- No eres quién tú crees que eres, Rick. Sólo puedo decirte eso, al menos por ahora. 

viernes, 31 de marzo de 2023

Prueba de confianza

El bláster bryar de Katarn echaba humo. Por muy jedi que fuera,  poco podía hacer si disparaban todos los soldados de asalto que nos perseguían a la vez. Yo, por mi parte, disparaba sin cesar, todavía desconcertado por las palabras de aquel sith.


Retrocedíamos y nos cubríamos el uno al otro como aquella primera vez que nos vimos en mitad de fuego imperial. Aquello fue años atrás. Yo no sabía que Kyle era un jedi. Ni siquiera sabía que ayudaba a la Alianza Rebelde. Demonios, ni siquiera sabía que la Alianza Rebelde existía. Añoraba aquellos años de mero contrabando desde Deralia.

Un disparo cercano me hizo recuperar la concentración. Había estado cerca, pero Katarn repelió con su sable el tiro. Me imagino lo que me habría dicho Kate si me hubiera herido un soldado de asalto: No dejas de sorprenderme Rodgers. Cada vez metido en más líos con el Imperio.

- Rodgers - me gritó Kyle señalando una gruta de la que salía un hilo de luz.

martes, 21 de marzo de 2023

La verdad

El sable del sith se precipitó contra el suelo. Al golpear la dura roca de la mina todavía humeaba. Katarn había logrado desarmar al sith con relativa facilidad, demasiada a decir verdad. Recogió el sable del sith del suelo, se lo colocó en el cinturón y ne dirigió la mirada sin dejar de apuntar su sable a aquel jedi oscuro. 

- No soy jedi. No lo soy - me apresuré a decir todavía confundido.

Se hizo el silencio durante unos instantes que parecieron años. De repente, el sith comenzó a carcajear. Su risa, aquella tenebrosa risa, resonaba con fuerza gracias al eco de la mina.

- ¡Basta! - reaccionó irascible Katarn - Más vale que te expliques.

- Tu compañero es un jedi, aunque él no se acuerde. Sería demasiado pequeño para acordarse de sus días en Coruscant. Seguramente se cerró a la Fuerza para protegerse, pero ahora está volviendo esa conexión,  ¿no es así? ¿Qué tiene en la mano? Seguro que tú mismo lo has notado, Katarn. 

viernes, 10 de marzo de 2023

Enemigos de los jedi

El olor a cerrado en la mina se hacía cada vez más patente, pero no me percaté de ello hasta que Katarn dio conmigo.

- Rodgers, llevo un rato persiguiéndote. Parece que tienes la cabeza en otro sitio -me dijo Katarn mientras sacaba su sable de luz para iluminar el camino.

A nuestro alrededor no había más que polvo y caminos cortados. El eco de la mina provocaba que nuestros pasos resonaran como si caminásemos junto a un regimiento imperial. De repente, volví en mí. 

- Katarn. Estoy escuchando un pitido. Cada vez es más intenso.

- ¿Pitido? - me preguntó el jedi con tono desconfiado.

Viendo que Katarn no parecía creerme, seguí mi instinto y avancé entre los escombros.  Estaba seguro de que el origen de aquel pitido estaba muy cerca. Fue entonces cuando sucedió.

martes, 28 de febrero de 2023

Los restos de Jedha

El cuervo aterrizó en Jedha, en lo que otrora habrían sido las afueras de la ciudad principal del plantea. Sin embargo, la Estrella de la Muerte se había encargado de borrarla del mapa tiempo atrás. Kyle guardó el sable a buen recaudo bajo su capa. 

- Desde que ese terror tecnológico destruyó la ciudad, el ambiente del planeta es más duro. No me extrañaría nada que nos topemos con una tormenta de arena.

- Al menos espero que tengamos menos sobresaltos que con los esclavistas - dije mientras guardaba mi bláster bajo mi capa y me ajustaba las gafas térmicas - Lo que no entiendo es qué vamos a encontrar aquí que no hayan encontrado los partisanos que luchan contra el Imperio.

- Tuve una visión. La Fuerza me ha guiado hasta aquí, aunque sea renunciando a nuestra misión. Presiento que nos esperan grandes sorpresas. Siento una perturbación en la Fuerza.

- ¿Sí? Pues a mí me duele la cabeza - respondí con mi habitual desdén a todo lo que oliera a la Fuerza.

jueves, 2 de noviembre de 2017

Escapar de los esclavistas

La explosión fue bestial, mucho más de los que se podía esperar aunque hubiese lanzado segundos antes un detonador termal contra el terminal de energía. Algo no cuadraba, pero eso era algo que únicamente saltaría a la vista minutos más tarde. Por el momento, la gran preocupación que teníamos Kyle y yo era que los mandalorianos no nos masacraran. 

Los disparos de bláster volaron, las granadas explotaron y en menos de cinco minutos el techo de la instalación comenzó a derrumbarse por aquí y por allá. De repente, vimos cómo un grupo de wookiees campaba a sus anchas comandados por alguien familiar.

- ¿Pero ese no es....? -pensé para mí. Antes de que me diera cuenta me habían zarandeado, golpeado la cabeza y perdido la consciencia. 

No sé cuánto tiempo pasó, pero desperté junto a Kyle. Su sable de luz, literalmente, echaba humo. Sin embargo, los humos eran los que tenían nuestros acompañantes en aquella pequeña sala de carga.

- Katarn, la has liado buena, estúpido saltimbanqui.

jueves, 8 de junio de 2017

Actuar sin pensar


Aquella situación era tensa, no más de lo normal pero todo tiene un límite. La forma en la que aquellos esclavistas hablaban de los wookiees que tenían presos era superior a mis fuerzas. Tuve que contenerme para no partirle la cara a aquel esclavista, hasta que una frase agotó mi paciencia. 

- Estamos también colaborando con las autoridades de Deralia. Nos traerán una remesa de esclavos la semana que viene. 


El disparo de mi blaster voló directo a la sien del esclavista. Sé lo que vais a pensar. "Parece que no te juegas el pellejo por los wookiees, pero por la gente de tu planeta sí". La crítica es justa, pero al menos aquello iba a devolver la libertad a todos los esclavos. Al menos esa era la idea. La mirada que me lanzó Kyle era de cierta desesperación. Cierta porque la vida es más fácil cuando tienes un jedi a tu lado y usa su sable de luz. 

- La próxima vez piensa antes de disparar rodeado de esclavistas. 

El reproche de Kyle era justo. En unos segundos los esclavistas aparecieron por doquier. Por suerte, no era la primera vez que estaba ante una situación de ese calibre, y los esclavistas no se molestan en registrar a los respetables clientes que les llevan wookiees a precio de saldo. Esa era la razón por la que teníamos armas para defendernos, y atacar. Como el detonador termal que lancé contra una terminal de energía. Otra vez actué sin pensar.

jueves, 13 de octubre de 2016

Tratos con mandalorianos

Tal vez no fuese el modo más elegante de hacerlo, pero teníamos que infiltrarnos en aquel edificio mandaloriano. Siempre había detestado a los esclavistas, pero yo no estaba al mando.

Kyle se comportaba como un auténtico mercenario despiadado. Había hecho creer a los mandalorianos que podría llevarles muchos wookiees. Eran justo las palabras que le gustaba oír al jefe al mando de esa instalación. Al parecer, el tipo gastaba bastantes malas pulgas. Debía hacerlo para haber reclamado el nombre de Mandalore.

Una vez dentro, no será más fácil- se había limitado a decirme Kyle al explicarme el plan.

Yo era tan poco optimista como Kyle, aunque eso no os resultará nada novedoso a estas alturas. Por dentro estaba tan inquieto como en cualquier otra misión con él. El cuervo estaba a buen recaudo,  pero la Valley... Jan era una excepcional piloto, pero no me gustaba alejarme de mi nave.

jueves, 21 de julio de 2016

Tres son multitud

Subí al cuervo con fingido desinterés, como aquella primera vez en Deralia. Sin embargo, podía apreciar la belleza de aquella nave en cada modificación realizada por Jan. El hiperimpulsor jamás fallaría como en la huida de Alderaan. Casi nos fríe esa maldita estrella de la muerte, y me prometí que no volvería a subir a aquella nave sin que hubiesen hecho algo al respecto.


Kyle me dejó sentarme a los mandos del cuervo. Después de varias explicaciones para satisfacer mi curiosidad técnica, fuimos a la zona de carga. Allí se almacenaba lo que había hecho que me buscasen durante semanas.

- Esto es lo que creo que es, ¿Verdad?
- Sí, cristales de sables de luz.
- No es frecuente encontrarlos, y menos aún en tanta cantidad. ¿Dónde los habéis conseguido?
- No hemos sido nosotros. Este es un cargamento interceptado al Imperio por la Alianza.

Eché un vistazo a la caja que contenía la mercancía. Ni un sólo símbolo imperial. Nada que indicara que aquellos cristales habían estado a bordo de nave alguna de los lacayos del Emperador.

jueves, 12 de mayo de 2016

Viejos conocidos

La situación no pintaba bien, como de costumbre. Le pedí a Walk que conectase la radio para permitir la comunicación con el Home One. A fin de cuentas, demorar más aquello carecía de sentido.

- Rodgers, se reclama tu presencia. Tienes permiso para acceder por la bahía de embarque 307.

- Supongo  que no puedo negarme. Activaréis el rayo tractor en menos de lo que un rancor se come una rata womp, ¿no?- apagué un instante el comunicador para hablar con Walk sobre una antigua maniobra evasiva. No estaba dispuesto a caer en la burocracia rebelde. Luego lo volví a conectar.

- No sé te ocurra hacer la de Clackdor VII, Rick. Esta vez no funcionará. El cuervo es más rápido que esa chatarra tuya.

Un escalofrío recorrió mi espalda. Esa voz, distinta a la de la primera comunicación, era la de alguien que conocía bien, y al que no había visto desde hacía mucho tiempo.

- Kyle, ¿eres tú?

jueves, 17 de diciembre de 2015

Chatarra espacial

Lo hecho, hecho estaba. Después del estallido vino el silencio. Apenas duró un instante y le siguieron incesantes minutos de gritos, y señales de alarma en el panel de control de la Valley. Chatarra espacial por un lado y por otro, naves convertidas en poco más que polvo, y pequeños trozos de roca que impactaban contra el casco de mi nave. Nos conseguimos zafar de todo aquello que nos rodeaba y salimos de esa masa flotante en que se había convertido gran parte de la flota imperial y una buena parte de la rebelde.

- Rick, no sabes lo que has hecho

Aquellas palabras de Kate fueron una puñalada en el pecho. No pude contenerme. Comencé a gritar sin control. Si no hubiera sido por ella,  no habríamos arrastrado al Imperio a aquel lugar. Había sido ella la que había atraído a todos los dichosos TIE y los destructores hasta aquel preciso punto del universo. Ella, y el que era el culpable de tomar una decisión de guerra en una zona de guerra era yo. Intolerable. Sencillamente intolerable.

- Si de verdad lo crees, entrégame a la Alianza, o al Imperio. O mejor, vete mi nave.

Tras decirle a Walk que nos sacara de allí, volví a mi habitación. Debía conciliar el sueño, y estaba seguro de que la batalla había tocado a su fin. No tardó mucho tiempo hasta que me llamó por la megafonía interna de la nave.

- Richard, tenemos problemas.

Sólo mi madre me llamaba Richard, y solía añadir Rodgers, como si sólo fuera hijo de mi padre, cuando debía abroncarme. Por supuesto, eso era cuando era un pequeñajo de Derallia, pero hoy en día sigue molestándome que alguien no me llame Rick. En aquella ocasión usar Richard era distinto, pues Walk lo empleaba sólo para cuando la situación lo requería.


Llegué al puente de mando y miré al exterior. Allí estaba, el Home One, orgullo de la Alianza. Ya sabía a lo que venían.

- Maldito Ackbar. Ya le dije que no volvería a ir a un consejo de guerra rebelde. Perdemos el tiempo, como la última vez.

jueves, 5 de noviembre de 2015

En mitad del caos

Salimos del hiperespacio y allí estaba el mayor grupo de naves de la Alianza que había visto jamás. Mirases donde mirases, había Alas X, Alas Y, Corbetas corelianas... Era como una exposición de naves de la Rebelión. El problema era que pronto podría ser la mayor chatarrería de la galaxia. Al parecer, yo era el único de los que estaba a bordo de la nave que sabía lo que iba a pasar.

- ¡Rápido! ¡A las armas! ¡Activad los escudos! ¡Estad atentos!

- ¿Qué ocurre, Rick? - me preguntó Galta, ajena a lo que se avecinaba.

- Una trampa- respondí tajante mientras corría a una de las torretas de la nave.

Parecía que me había coordinado con los almirantes del Imperio, pues en ese momento salieron del hiperespacio decenas de destructores. Nada más hacerse visibles, cientos de TIE se lanzaron al encuentro de las naves de la Alianza. Los disparos se sucedían en torno a la  Valley. Cada baja que causábamos era repuesta con dos TIE más. No recuerdo cuántas veces grité "Control de daños" en aquella batalla, ni los impactos que sufrió mi nave, pero de una cosa podéis estar seguros: la Alianza estaba perdiendo. Ni siquiera los cruceros Mon Calamari resistían lo suficiente aquella avalancha.


Observé un fallo en las filas del Imperio. En el centro de las mismas había una pequeña nebulosa, apenas perceptible. Lo vi claramente: se trataba de un agujero negro. Le dije a Walk que pusiera rumbo hacia allí. Trató de hacerme creer que no me había escuchado, pero los dos sabíamos que los comunicadores internos de la nave los había calibrado Lans. Debían funcionar.

- Tus orejotas me han entendido perfectamente. Si no mueves la nave hacia allí, lo haré yo - le grité a pleno pulmón. En aquel momento la adrenalina era tan grande que no hacía falta usar comunicadores para que me oyesen.

Walk pilotó con bastante soltura, atravesando restos de naves, explosiones, y chocando con algún que otro TIE por el camino. Finalmente, llegamos a la posición que buscaba.

- Torpedos de protones. Cruzad los dedos - ya os digo que no fue una buena idea.

jueves, 8 de octubre de 2015

Demasiado fácil

Los gritos en la celda de al lado eran espeluznantes. Casius me miraba aterrado, tratando de buscar algo de apoyo. No pensaba darle ni una palabra de aliento. Ese tipejo había provocado que mi nave estuviera retenida en la bahía de embarque de aquel monstruoso destructor espacial. Me senté en el frío suelo metálico, observando la pequeña ranura de la maciza puerta que me separaba de lo que, a buen seguro, sería un estrecho e interminable pasillo con soldados de asalto armados hasta los dientes. Miré al techo, a un lado, al suelo... Suspiré y traté de imaginarme ante el androide IT-O que el Imperio usaba  para los interrogatorios. No era un pensamiento agradable.


Me dejé llevar por el cansancio acumulado. Incluso llegué a echar una cabezada. La espera estaba siendo larga. No sabría decir cuánto tiempo había pasado, pero la puerta se abrió, y escuché una entrecortada respiración mecánica que no incitaba a nada bueno. Sin embargo, la alta figura negra que emitía aquellas inquietantes exhalaciones pasó de largo. Casius y yo nos miramos perplejos, para percatarnos de que el Imperio tenía otro destino para nosotros. Entró un oficial imperial en la celda, y ahí empezó una conversación que cambiaría mi vida.

- Sois libres - nos dijo para mi perplejidad y la de Casius.
- No me lo creo - le repliqué rápidamente.- Uno no se despierta en una nave imperial y le dejan salir así de fácil.
- Os he dicho que os marchéis. Ese trozo de chatarra que llamas nave te está esperando en la bahía de embarque.