viernes, 14 de julio de 2023

Recordando Grandia

Lo sé, llevo un mes y un día sin aparecer por la caverna. El mes de junio y el de julio han sido más atareados de lo que creía,  y no me he podido sentar frente al ordenador para avanzar en la aventuras que os prometí. Aún así,  he reunido algo de fuerzas,  y de tiempo, para hablar de un videojuego que me vino el otro día a la cabeza: Grandia para PlayStation 1.

Es posible que no conozcáis este juego, aunque me gustaría que sí y espero que sí.  Incluso, es posible que lo conozcais esteis gritando a la pantalla del PC o del móvil,  o donde quiera que leais esta entrada. Sea como fuere, por si acaso,  ahí van unas líneas para presentarlo debidamente. 


Grandia (me centro solo en el primer juego de PlayStation 1) vio la luz allá por 2001 en Europa de la mano de Ubisoft.  Es un videojuego con unos gráficos muy peculiares, pues es como si estuvieras viendo dibujos animados.  Esos gráficos acompañaban bastante bien el tono infantil del juego,  que estaba especialmente marcado en los primeros compases del mismo.

La historia en sí nos presentaba a Justin, un joven adolescente que obtiene una piedra que le hace descubrir todo tipos de misterios y enemigos. No os sorprenderá que los paralelismos con otro juegos de rol cuando os digo que el juego aunaba manejo de todo tipo de armas y de magia. Este último elemento sacaba de más de un apuro y de dos, y resultaba bastante útil bien empleado aunque uno se podía echar a temblar cuando se le agotaba la magia. 


Otro elemento que tenía este juego y que se repite en otros es que los enemigos se veían en la pantalla y luchabas con ellos al chocar en vez de producirse combates aleatorios como en otros juegos. Esto es un arma de doble filo, pues venia muy bien para ganar experiencia porque si salías y volvías a entrar en la pantalla te encontrabas otra vez a todos los rivales, pero como te equivocadas de camino te comías otra vez a toda esa jarcia...

Una de las cosas que más impactaba (hablamos de un juego de hace más de 20 años) era que las voces estaban dobladas. Esto era una locura (al menos para mí) si lo comparamos con Final Fantasy VII, en el que todo era texto y no muy bien traducido en ocasiones (Allé voy).


El juego era largo (a lo mejor demasiado) con algunas cosas que incluso he usado pata algunas aventuras de rol: recuerdo entrar a algunas mazmorras y que el juego te advirtiera de que no era necesaria para completar la historia principal. Eso me dio la idea para meter en aventuras de MERP algún objetivo secundario. Bendito Grandia.

No todo es bueno en el juego. La cámara era mejorable en mi opinión,  pues tenía un ángulo que te obligaba a dar vueltas más de lo debido. Incluso, había mapas donde había una marca de vista de pájaro para poder orientarte mejor. Aún así,  no siempre el resultado era el mejor.

En fin, que me enrollo mucho. Grandia es un juego al que le tengo mucho cariño, que me regaló muchas horas y horas de juego, y que quería traer de vuelta.  Espero que os haya despertado algún recuerdo. 


1 comentario:

Lobo de piedra dijo...

Yo lo jugue en su momento pero no me lo termine. Con los JRPG tengo una relacion de amor/odio. Tiene que ser uno muy concreto para que te capte. Porque en general no consigo terminarlos. Con Grandia el recuerdo es tan bueno que me arrepiento de no habermelo pasado.