miércoles, 19 de enero de 2011

Las Torres Blancas

Dejamos atrás La Comarca, con la sensación de que aquella jovial manera de vivir de los hobbits se debía a la ignorancia del peligro que corría la Tierra Media. Entre los medianos, habíamos vivido unos días apacibles de sosiego que nada tenían que ver con nuestras habituales desventuras. Al fondo, podíamos ver las Torres Blancas en todo su esplendor. Ese era nuestro destino, y el camino tan recto como la razón que siempre debe guiar a un elfo. Gader se adelantó a nuestro paso con premura. No le dimos importancia cuando lo perdimos de vista durante más de una hora, pues sabía arreglásrselas de manera extraordinaria en situaciones de peligro. Finalmente, acudió de nuevo hasta la posición de nuestro grupo. Zanger no toleró de buena gana que el explorador regresase "tan pronto", pues apenas había comenzado a fumarse su pipa con tabaco de la cuaderna del Este. 

- Hay orcos en el camino- nos informó Gader.
- Como siempre...- se resignó Klos.
- Mmp...- dejó escapar Zanger mientras apagaba su pipa.

El grupo se puso en marcha de nuevo. El objeto de aquel viaje era llegar hasta los Puertos Grises. Entre mi pueblo es costumbre tomar los barcos hacia las Tierras Imperecederas desde allí, y esa en verdad era mi intención. Aquel viaje suponía mi despedida de la Tierra Media, y del grupo. Pero siempre surgía algo que retrasaba mi viaje. Nuevas amistades, nuevos peligros a los que hacer frente, o simplemente mi voluntad cambiante. Siempre había algo que me ataba a la Tierra Media, y así proseguía mi viaje con mis amigos.  

Llegamos al pie de las Torres Blancas y corroboramos la información de Gader. Un buen número de orcos, aunque no más de una docena, trataban de derribar sus puertas. Seguramente, buscaban algún objeto mágico con el que sembrar el terror en la Tierra Media. Justo cuando la puerta de una de las Torres cedió, el hechizo del mago golpeó a varios de los orcos. Aquello supuso el comienzo de la batalla, a la que me lancé voz en grito.

- ¡Por la Tierra Media!- exclamé alzando mi espada al viento. 

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