Llevaba tiempo reuniendo fuerzas para hablaros del más triste episodio de mi existencia. Por fin, parece que lo he logrado, aunque este ahogo que afecta a mi pecho bien podría decir lo contrario. Sin embargo, heme aquí, rindiendo homenaje al más valeroso elfo que haya pisado la Tierra Media. Pronto comprenderéis mis palabras, pues en su partida, mi hermano Genodat demostró su grandeza.
Hace tanto tiempo de la caída de mi hermano que muchos de los elfos de mi pueblo ni siquiera lo recuerdan. Sin embargo, aquellos que tuvimos la dicha de tratar con él tenemos grabado a fuego en nuestros corazones su legado. En el corazón del Bosque Negro se libró una batalla contra las tropas del Nigromante, y al frente de nuestro batallón estaba mi hermano Genodat. Todavía recuerdo sus palabras:
"Al frente. Cargad al frente, hermanos míos"- nos ordenó con voz firme.
A esa comanda respondió nuestra primera línea, engalanada con grises armaduras bañadas en plata. Las cabezas de orco rodaron, y todo se tiñó de rojo sangre.
"Flechas. Flechas, mis hermanos"- se alzó la voz de Genodat esta vez entre el estruendo de la batalla.
Era mi momento de actuar, y así lo hice. No era todavía tan habilidoso con el arco como en mis últimos días en la Tierra Media, pero mi flecha resultó certera, eliminando a dos orcos al ser atravesados en el pecho.