De nuevo detenido. Otra vez. El Imperio no me dejaba en paz ni en mi propio planeta, el mismo que dicen que vio nacer a un jedi que cayó en el Lado Oscuro. El Lado Oscuro... No creo en la Fuerza, sino en mi tripulación, mi nave y mi astucia para salir de los problemas que mi torpeza me regala.
- Su nave escapó de unas instalaciones del Imperio, señor...
- Rogders. Digamos que pude salir con el beneplácito del oficial que me interrogó.
- Sí, la oficial Katic. Esperaba que me explicase qué hacía una desertora en su nave. La hemos capturado tratando de huir.
- ¿Desertora? Más bien dirá que es mi pasajera. La estación estaba a punto de explotar, y me pidió ir en mi nave- repliqué tratando de salvar a Kate.
- ¿Sabe cual es la pena por raptar a un oficial?- preguntó esta vez tratando de que me incriminase.
- Nadie ha hablado de rapto. Apuesto a que ni siquiera ella, pero creo que no tengo que preocuparme por pena alguna.- No tiene nada, dije para mí.
- Parece listo, Rodgers. ¿Se alistó en el Imperio?
- ¿Quién no? Pero me gradué. Sólo buscaba una profesión.
- ¿El contrabando es una profesión?
- Lo es pilotar allí donde nadie te ve. No tengo cargamento alguno en mi nave. Sólo he venido a ver a mi familia. Soy de Deralia. Lo puede comprobar.
- Le seguiré de cerca, Rodgers.