Los más fieles a esta casa os habréis percatado de que el pasado jueves no hubo entrada. Estáis en lo cierto. El calendario es caprichoso, y el séptimo aniversario de la caverna ha caído en lunes. No quería saturar con una entrada en jueves y otra en lunes, así que aquí estamos hoy, de celebración.
En efecto, han pasado siete años ya desde que abrí este pequeño rincón que con frecuencia más o menos semanal habla de rol, videojuegos y todo tipo de cosas lúdicas que caen en mis manos. Ciertamente, la caverna ha llegado a un nivel de desarrollo mucho más ambicioso que lo que tenía en mente cuando inicié el proyecto. Sin embargo, siempre es agradable echar la vista atrás y observar todo lo que he creado a lo largo de este tiempo.
No os aburriré con datos ni estadísticas de las entradas o de los comentarios. No, esta vez os ahorro toda esa parafernalia y autobombo que no negaré haber usado mil y una veces. No. Esta vez no. Como os decía, estoy de celebración, y puedo decir con orgullo que si echo un vistazo a este blog hay pocas cosas que pueda reprocharme. He disfrutado (y sigo haciéndolo) mucho con lo que trabajo aquí. Es, sin duda, una hermosa vía de escape a la monotonía, a pesar de mis altibajos.
No sé bien cuánto tiempo más seguirá este blog activo. Supongo que el desarrollo de mi propia vida personal será lo que marque el fin de esta existencia en la red. A día de hoy, sigo sin tener hijos, y eso da (o al menos no quita) tiempo para dedicarlo a este tema "menor". De momento, arrancamos el séptimo año. Bienvenido sea.