viernes, 27 de septiembre de 2024

Negocios turbios

Cuando desperté después de aquel fundido a negro no sabía dónde estaba,  pero no tardé en hacerme una idea porque reconocí al instante aquel símbolo.  Me habían atrapado los pyke. Nunca me han gustado esos clanes. Ni unos ni otros, pero no puedo negar que alguna que otra vez he tenido que negociar con ellos.

Intenté moverme pero fue imposible. Una sacudida eléctrica recorrió mi espalda. 

- Un campo de fuerza. No van a dejar que escapamos.  Al menos por ahora.

Creí reconocer una voz familiar, pero aquello no era posible, o al menos no lo parecía en aquel momento.

- ¿Walk? Pero, ¿Qué haces aquí? - pregunté sin poder siquiera imaginar como alguien de mi tripulación estaba encerrado conmigo.

- Nos atraparon hace dos días. Tienen la valley en un hangar,  y llevan buscándote casi un mes. Si no hubiera sido por tu pequeña aventura con Katarn habrían dado contigo antes. Él está bien. Escapó de los pyke con Skywalker y nos puso en la pista para encontrarte. 

- ¿Nos? - pregunté todavía confuso.

- Nos, Rick. Estamos todos aquí - me dijo Kate, que estaba una celda más allá. 

Solo entonces reparé en lo grande que era aquel sitio. Había decenas de celdas. Junto a mi tripulación,  desperdigada en varias de las celdas, había no menos de tres o cuatro contrabandistas que conocía de distintos negocios y rivalidades cosechadas a lo largo de los años. 

Ahí estaba Gela Yeens, uno de los cobradores de las deudas de Jabba. Repasé mentalmente si le debía algo a aquella babosa, y respiré aliviado al recordar que la última vez que había tratado con los hutt había dado una de mis identidades falsas: Carth Onassi. 

Pero Gela no era el único conocido. Ellors Madak y Baniss Keeg, los pilotos de la raza Duro, estaban también en las celdas. Aquella parecía una convención de contrabandistas. Pudiera parecer que no había ninguna conexión, pero entonces apareció ella: la hija de Marg Krim, la más peligrosa integrante de los pyke con la que me he topado.

viernes, 20 de septiembre de 2024

Compras compulsivas: Star Wars Outlaws

No tengo remedio. Ubisoft, con sus frías garras, me ha vuelto a embaucar. Sabéis que vengo de un verano dedicado en cuerpo y alma a Assassins Creed que me ha hecho incluso echar la vista atrás en la saga icónica de esa malvada empresa saca cuartos a la que tantas horas de entretenimiento le debo. Ahora, con Star Wars Outlaws he dicho aquello de...

Porque sí, amigos de la caverna. Desde el momento en que me enteré que Ubisoft lanzaba un juego de Star Wars supe que mi dinero ya no estaba en mi bolsillo. Es de esos juegos que ves venir,  y que sabes que terminarán cayendo antes o después.  Y en esta ocasión ha sido un poco después de los ue yo mismo esperaba, pero no demasiado después la verdad.

jueves, 12 de septiembre de 2024

Mis frustraciones con Assassin´s Creed

Como bien sabéis, Assassin´s Creed es una de esas sagas que me han restado (y restarán) horas de vida. De hecho, la última de las entradas de esta santa casa fue dedicada a esa saga como pasatiempo veraniego. En ella repasaba mi periplo estival, que abarcaba en el momento de la entrada AC Black Flag y Grito de Libertad. Como apuntaba en la entrada, continué con Rogue y, tal y como temía internamente, fui tan débil como para iniciar una enésima intentona de redimir mis sentimientos con AC III.

Y aquí estamos. AC III es el primer ejemplo de mis frustraciones con esta saga. Cada vez que repaso mi análisis del juego llego a las mimas conclusiones: avances, en su momento, interesantes, un contexto histórico bastante conocido por todos los que nos interesa el pasado, pero un enorme conjunto de errores de todo tipo y aspectos a mejorar. Entre esos errores están los múltiples fallos inexplicables en el juego, en especial en la Tiranía del Rey Washington, que provocan desincronizaciones, pérdida de objetivos secundarios, o necesidad de reiniciar recuerdos completos.


Como os comentaba, he caído en el error de dar una nueva oportunidad a ACIII. El último motivo de frustración me lo dio una de las primeras misiones en las que manejamos a Connor: la misión del águila, que a buen seguro habréis sufrido más de uno. En esa misión sólo podemos recibir un golpe en vuelo, y ahí está la frustración, Te mueves para un lado, te vas para el otro, repites la misión y no te das un golpe donde antes pero lo haces más adelante. Llega un momento en que te hartas, y se acabó. Lo peor de todo es que en la PS3 llegué a lograr la sincronización de esta misión al 100%, pero ya no tengo tanta paciencia. Botonazo y a eliminar el juego de la PS5. A otra cosa.

Y otra cosa es AC Unity. Es un juego que debía dar un paso adelante en su momento, y desde el principio dio un paso atrás en lo gráfico (personajes sin cara mediante), en lo que requería (demasiadas misiones secundarias que terminaban cansando) y posibilidades excesivas (¿para qué tanto equipo). Es cierto que tuvo aspectos positivos como recorrer París o algunos elementos como las misiones colaborativas, que están bien llevadas. Sin embargo, lo negativo me pesa más que lo positivo, y ahí se quedará el juego sin volverse a jugar.


Y con algo malo de algo positivo termino esta entrada. Esta es mi mayor frustración con esta saga: no tengo el 100% de sincronización en Assassins Creed II Brotherhood. Asco de vida, de verdad. Cada vez que veo ese 97% de trofeos me hierve la sangre porque recuerdo exactamente dónde soy incapaz de hacer lo que resta. ¿Os acordáis del tanque aquel de Leonardo y del bombardeo en ala delta? ¿No? Pues yo sí. No puedo con la vida. Qué misiones, señor mío. Un auténtico horror que me persigue día a día.

En fin, amigos de la caverna, ahí están mis frustraciones de esta amable saga. Espero las vuestras.