Hace casi un mes que no escribía y he podido sacar tiempo por fin para juntar algunas frases en esta santa casa. Además, en esta ocasión sí se puede decir que os hablo de un tema relacionado con juegos de rol: hoy toca hablaros de mis primeras impresiones de Final Fantasy XVI.
Antes de entrar en el fondo del asunto, hablemos del elefante en la habitación. Sí, voy con retraso. Mucho. El juego se estrenó (según wikipedia) a mediados del año pasado. Esto tiene sus ventajas, como el precio rebajado al que lo obtuve, y sus desventajas, como es hablar de él tan a toro pasado como será para muchos de vosotros. Sin embargo, allá voy con esta primera toma de contacto.
La estética del juego recuerda mucho a otros juegos de la saga, con muchos elementos reconocibles, como los chocobo, adamantamaini, molboles, etc. o los consabidos guerreros dragontinos. Otro elemento reconocible es que sigue habiendo un personaje llamado Cid. A eso le añadimos los Eikon (o invocaciones, o Guardian Force, o como se quieran llamar) que vuelven a ocupar un lugar esencial en la trama una vez más. Por todo ello, podemos sentir que sí, que esto es Final Fantasy, o al menos un Final Fantasy post Square.