Ya lo sabéis, así que no me culpéis por haber dejado de lado los juegos de rol este tiempo atrás y dedicarme a otros menesteres también interesantes. Hoy os traigo mi impresión (más positiva si cabe que con el juego de cartas de Juego de Tronos) sobre el juego de mesa de Battlestar Galactica.
Antes que nada, debemos ponernos en contexto. El juego de mesa se basa en la (excelente) serie Battlestar Galactica Reimaginada. Sí, digo bien. Reimaginada porque la versión original de la serie es de 1978. Si tenéis curiosidad en cómo era aquella serie os dejo un vídeo en el que podréis ver alguna cuestión chocante, como la presencia de Dirk Benedict en el papel de Starbuck (sí, en la serie original era un hombre), y de Richard Hatch como Apolo (quién lo iba a decir....)
Tras este increíble documento gráfico, pasamos a una breve descripción de la historia de Battlestar Galactica Reimaginada para poneros en contexto. Nos encontramos en un lugar alejado del universo en el que la raza humana vive en doce colonias (las colonias de Kobol) en una época en la que hay un armisticio con los Cylon, una raza de robots que se han rebelado contra los humanos. Tras un ataque nuclear contra las colonias, que cuenta con la ayuda más o menos involuntaria de un humano llamado Gaius Baltar, las colonias son destruidas y sólo sobrevive una pequeña flota con la nave Galáctica a la cabeza.
En el juego de tablero, de Edge Entertainment, asumimos el rol de miembros de la tripulación de Galactica. Al principio del juego recibimos una carta que sólo podemos ver nosotros, y que nos indicará si somos humanos o si somos Cylon infiltrados, ya que los Cylon tienen apariencia humana. Lo que realmente es gracioso en el juego, y refleja bastante bien la esquizofrenia de la serie, es que nadie sabe si quien está a su lado es un Cylon o no.
Los Cylon de la versión reimaginada son bastante más interesantes |
Comienza así una lucha muy curiosa en la que los humanos deben conseguir un objetivo de entre los planteados en el juego (hay varios a elegir, a cada cual más complejo), y los Cylon deben hacer que la flota humana caiga en desgracia, ya sea destruyendo a Galactica o acabando con recursos como el combustible, la población o los alimentos de flota.
La mecánica es bastante simple, lanzándose desafíos o retos que deben lograrse para reducir o aumentar recursos, o provocar efectos de distinto tipo en los jugadores. Cada personaje "tiene derecho" a robar cartas de distinto tipo de los mazos existentes. En función del reto de que se trate, algunos tipos de cartas suman o restan. Eso, añadido a un mazo de cartas con mezcla de todo tipo de cartas, y el hecho de que las cartas se echen boca abajo, hace que pronto empiecen las cábalas sobre quién es Cylon y quién no.
No faltan momentos muy curiosos y que reflejan bien lo acontecido en la serie, como envíos a prisión, ejecuciones de jugadores sospechosos de ser Cylon y las inevitables batallas espaciales. Como todo buen juego de tablero que se precie, se agradece la presencia de naves y figuras. Ya sabéis cómo me gusta gastarme el dinero en "chorradas" de éstas, así que no os debe sorprender que me agraden estos extras.
Las emociones no acaban aquí. A mitad de partida se vuelve a repartir una carta que nos dirá nuevamente si somos Cylon o humanos. Cabe la posibilidad de empezar como humano y ser Cylon finalmente, pero no al revés, con lo cual todo nuestro trabajo como humano se puede ir al garete. Eso me pasó en la última partida que jugué y fue bastante duro de llevar.
Las partidas con todos estos alicientes son bastante fieles a la serie, lo cual no hace sino que me decante muy favorablemente por este juego. Ya sólo queda un apunte: la duración de cada partida es perfecta, sin que se haga ni muy larga ni muy corta. Sin lugar a dudas, es un juegazo.
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