El título de la entrada de hoy es bastante
significativo pero no os dejéis engañar, no todo van a ser palos a Ubisoft. Muy
al contrario, me declaro gran seguidor de la saga Assassins Creed. La entrada
de hoy no es ni mucho menos el resultado de una pataleta ni de un encuentro
desafortunado con una entrega de la saga. Muy al contrario, he jugado a todos
los Assassins Creed sacados hasta la fecha en PS3, e incluso estoy
jugando ahora a uno en PC.
Entremos ya en el tema que nos ocupa. Vaya por delante
que puede haber algún que otro aspecto de la trama que os revele (los llamados
spoilers), así que no me pidáis cuentas si os enteráis de algo que no
deberíais. Os pongo en situación. Assassins Creed parte de la historia de
Desmond Miles, un camarero estadounidense que es secuestrado por Abstergo, una
multinacional que está presente en múltiples productos cotidianos. Desmond es
conectado a una máquina llamada Animus que, a través del ADN, es capaz de
indagar en las vidas de sus antepasados. De este modo, Desmond descubre que sus
ancestros pertenecían a una Hermandad, la de los Asesinos, que se enfrentan
desde tiempo inmemorial a los Templarios, representados en la actualidad por
Industrias Abstergo. La idea de los Templarios es obtener una serie de objetos
de gran poder para dominar el mundo. De una u otra forma, los antepasados de
Desmond han tenido acceso a dichos objetos.
La primera entrega de Assassins Creed comienza en las
cruzadas, con el personaje de Altaïr Ibn-La´Ahad, un asesino criado en el seno
de la Orden y que es de los más efectivos y precoces en su cometido. El
juego, si me preguntáis mi opinión, peca de repetitivo: subir a
una atalaya, rescatar a un ciudadano, robar un objeto... También eché en falta
algo de variedad en las armas. Sin embargo, no puedo decir por ello que sea
malo. Para mí fue una grata adquisición, y muestra de ello es que seguí jugando
a las posteriores entregas. Obviamente, como toda primera entrega tiene cosas
mejorables, como la facilidad con la que te atacan los guardias.
Assassins Creed II nos pone en la piel de Ezio Auditore, asesino obligado por las circunstancias, que nace en Florencia a mediados del siglo XV. Esta entrega de la saga es, creo yo, la que más mejora a su predecesora. Se incluyeron múltiples aspectos novedosos que incluían una mayor variedad de armas, una riqueza de escenarios que, para aquellos que hemos tenido la suerte de ir a Florencia, Roma y Venecia, hace que se te salten las lágrimas (con eso no estoy diciendo que la ambientación de Assassins Creed I sea mala, ni mucho menos). También era novedoso ver literalmente nacer a Ezio, cómo afronta la pérdida de su padre y sus hermanos, y se ve abocado a una vida muy diferente de la que hubiera llevado.
Sigo con datos positivos, como la reconstrucción de Villa Auditore, la
colección de plumas de Petruccio (algo tedioso de lograr, pero que me atrae más
que los estandartes de la primera entrega), las colecciones de arte y, en
general, la estética del juego. Incluso, las misiones experimentan un
incremento considerable de dificultad, con mención especial del llamado por mí
"barquito del infierno", una de las misiones de los caciques de
Savonarola. Por supuesto, también están ahí los glifos para profundizar en la
historia de la actualidad con Desmond. Todos estos elementos mejoran con mucho
la anterior entrega, haciendo que el juego sea menos repetitivo que el I.
Pasamos ahora a Assassins Creed Brotherhood. He de
reconocer que se implementaron algunas cosas de relieve, como crear tu propia
Hermandad de asesinos. Sin embargo, había bastantes ocasiones en las que la
presencia de Asesinos facilitaba en exceso las misiones al aire libre. Por otro
lado, hay alguna que otra misión terriblemente compleja. Uno de los problemas
principales de esta entrega es que la existencia de objetivos secundarios
(objetivos que aumentan la sincronización en el juego o, llamado de otro modo,
pasarse el juego "a tope") en misiones muy largas hacía necesario
tener que repetir interminables misiones. Para mí, esa es la gran deficiencia
de este juego.
En cambio, la ambientación siguió siendo excelente,
con un escenario tan apabullante como Roma. Ver a Ezio en Roma es impagable. El
Coliseo, la misión del Panteón de Agripa... Sin duda, los escenarios son dignos
sucesores de Assassins Creed II.
Continuamos con Assassins Creed Revelations. No me voy a parar mucho en este juego. Os digo la verdad diciendo que creo que es el peor juego de la saga. Ver a Ezio con una edad tan avanzada matando gente a diestro y siniestro no es muy reconfortante, ni siquiera por esos flashbacks que nos aportaban más detalles sobre la vida de Altaïr. Además, en ocasiones los gráficos se vuelven locos, y seguimos con la dificultad de la ausencia de puntos de control de cara a la sincronización. Ni siquiera la excelente, como siempre, ambientación de Estambul es suficiente para que suba en mi escala de valores.
Llegamos a Assassins Creed III. Lo primero que pensé es que querían meter con calzador algo de Estados Unidos, y la verdad es que no me equivoqué en eso. Comparar la Guerra de Independencia con las cruzadas y el esplendor de Florencia me parece, desde el punto de vista histórico, un insulto. Tal vez mucho de esa percepción es que la independencia de Estados Unidos es más cercana, o que simplemente mis gustos van por otro lado. Sea como fuere, el juego sigue adoleciendo de gráficos que se vuelven locos hasta el absurdo.
Otro elemento que no convenció mucho de esta entrega es el personaje protagonista. Como sabéis, el juego empieza con Haytham Kenway, que en realidad es un templario (la primera vez que jugué me quedé a cuadros, y eso es un punto brutal que hay que reconocerle a Ubisoft), para pasar a controlar a su hijo, Connor Kenway, que es tirando a soso. No terminé en ningún momento de sentir afinidad con él. Demasiado serio a veces, demasiado sangriento otras, demasiado frío en situaciones en que uno espera que reaccionase matando a todo el mundo (Como cuando George Washington reconoce que él ordenó el ataque al pueblo de Connor)... Eso sí, el traje es larehostia leche.
Sin embargo, no todo es malo en Assassins Creed III. Me parece muy curioso y positivo (aunque obliga a echar muchas horas) el diario de caza, las misiones de los hombres de la frontera, los púgiles de Boston, o las misiones de la Hacienda. Pero lo que más me gustó de las novedades fue, sin duda, la parte naval que se me quedó muy corta. Sin ser esencial, y sin que lo hubiese echado de menos en anteriores entregas de la saga, me pareció un gran acierto.
Continuamos con Assassins Creed Revelations. No me voy a parar mucho en este juego. Os digo la verdad diciendo que creo que es el peor juego de la saga. Ver a Ezio con una edad tan avanzada matando gente a diestro y siniestro no es muy reconfortante, ni siquiera por esos flashbacks que nos aportaban más detalles sobre la vida de Altaïr. Además, en ocasiones los gráficos se vuelven locos, y seguimos con la dificultad de la ausencia de puntos de control de cara a la sincronización. Ni siquiera la excelente, como siempre, ambientación de Estambul es suficiente para que suba en mi escala de valores.
Llegamos a Assassins Creed III. Lo primero que pensé es que querían meter con calzador algo de Estados Unidos, y la verdad es que no me equivoqué en eso. Comparar la Guerra de Independencia con las cruzadas y el esplendor de Florencia me parece, desde el punto de vista histórico, un insulto. Tal vez mucho de esa percepción es que la independencia de Estados Unidos es más cercana, o que simplemente mis gustos van por otro lado. Sea como fuere, el juego sigue adoleciendo de gráficos que se vuelven locos hasta el absurdo.
Otro elemento que no convenció mucho de esta entrega es el personaje protagonista. Como sabéis, el juego empieza con Haytham Kenway, que en realidad es un templario (la primera vez que jugué me quedé a cuadros, y eso es un punto brutal que hay que reconocerle a Ubisoft), para pasar a controlar a su hijo, Connor Kenway, que es tirando a soso. No terminé en ningún momento de sentir afinidad con él. Demasiado serio a veces, demasiado sangriento otras, demasiado frío en situaciones en que uno espera que reaccionase matando a todo el mundo (Como cuando George Washington reconoce que él ordenó el ataque al pueblo de Connor)... Eso sí, el traje es la
Sin embargo, no todo es malo en Assassins Creed III. Me parece muy curioso y positivo (aunque obliga a echar muchas horas) el diario de caza, las misiones de los hombres de la frontera, los púgiles de Boston, o las misiones de la Hacienda. Pero lo que más me gustó de las novedades fue, sin duda, la parte naval que se me quedó muy corta. Sin ser esencial, y sin que lo hubiese echado de menos en anteriores entregas de la saga, me pareció un gran acierto.
Y llegamos a la joya de la corona. Como os decía, en
Assassins Creed III me encantó la parte naval. Por ello, Assasins Creed IV
Black Flag no pudo sino encandilarme. Es cierto que llegado un punto ningún barco
es rival para el Jackdaw, pero la mecánica del juego (algo irreal por aquello
de que tu barco no sufre daño mientras abordas a un rival) es muy atractiva y
rápida. Además, el progreso, declive y recuperación de Edward me parece
ciertamente atractivo como historia, y hay nuevas cuestiones como los tesoros,
los pecios y el arponeo que añaden más variedad a la saga. Si a eso le añadimos
que debe ser el único Assasins Creed en el que he logrado todos los retos y
sincronización, no es de extrañar que le tenga en tanta estima.
Como os decía antes, uno de los fallos que veía en
juegos previos era la ausencia de puntos de control. Por suerte, Assasins Creed
IV Black Flag sí dispone de ellos, lo cual facilita las misiones. En ocasiones,
y eso es cierto, algunas misiones son fáciles, pero creo que hay un equilibrio
muy razonable en ese aspecto en el juego. Además, si te gastas los euros en el
Season Pass también tienes un minijuego con el bueno de Ade. El juego en sí no
es largo, y sí muy previsible, pero no está mal para pasar el rato. Eso sí, sin
los extras para el Black Flag (más equipo y ubicaciones) no merecería mucho la
pena.
Llegamos a un momento espinoso, que no es otro que
hablar de lo que está por venir. No me voy a detener en evaluar Assassins Creed Liberation porque
estoy todavía jugándolo, pero creo que la cosa no pinta bien en adelante. Ya
tendremos publicados AC Unity y AC Rogue (por si un juego al año no bastara)
cuando publique esta entrada (está programada desde hace semanas).
Como podréis ver, poca o nula ha sido la atención
que he puesto en analizar la historia de Desmond que soporta viajar al pasado
en la piel de los Asesinos. La razón para ello es muy simple, y es que esa
historia dejó de interesarme hace mucho. La búsqueda del fruto, del
Observatorio y demás cacharros de la primera civilización no me parecen más que
un macguffin de la leche que nos cuela Ubisoft para darnos lo que nos (me)
gusta: la lucha entre Asesinos y Templarios. Creo que podrían ser un poco
honestos y dejar a un lado la historia de Minerva, Juno y compañía. A mí me
daría exactamente igual y muy posiblemente seguiría comprando los AC que salgan. En mi opinión, sin la historia paralela en el presente
Assassins Creed no pierde nada.
Quiero finalizar con un aspecto que aplicaría casi de
modo general a todos los videojuegos actuales y que también ha recaído en
Assassins Creed: el modo multijugador. Repasad la entrada y veréis que no he
mencionado nada de él, ni siquiera como novedad.
La razón, nuevamente, es muy simple, y es que me aburre soberanamente. Es algo
que hay en mí, un rechazo a todo lo que tenga que ver con jugar a matarme con
otros jugadores o todo lo que huela a MMO, pero esto es cosa mía, que soy así
de raro.
4 comentarios:
Está bien, resumido y completo ^^
Por la historia, Black Flag es mi favorito también. Pero... la metahistoria (los frutos y yaddah yaddah yaddah) fue lo que realmente me hizo sentir atrapada por la historia. Creo que me gusta demasiado el género.
Pero es cierto que a medida que avanzamos en la historia, descuidan más y más estos detalles.
Abstergo se convierte en una empresa de entretenimiento audiovisual, virtual, aunque sigue manteniendo sus pérfidos planes. ¿Qué manera es esa de cuidar a un villano, para que siga siendo malvado? Sigue siéndolo, por supuesto, pero menuda encubierta.
Disfrutando mucho de la lectura.
seeU!
Gracias por comentar. Me alegra de que te haya gustado la entrada. La tapadera de Abstergo está de aquella forma, la verdad...
De raro nada.
Yo tod lo que sea jugar con otra gente me da escalofríos. Ni quiero juegos en red, ni hago caso al modo multijugador de ningún juego.
Para mí, el mejor siempre será el II, continuado con brotherhood.
Muchas gracias por comentar, Narrador.
Veo que no soy el único que no le gusta el multijugador, jeje. Es una gran combinación el II y el Brotherhood, sin lugar a dudas.
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