Una de las consecuencias que tiene haber tenido el blog parado tanto tiempo es que hay muchos juegos de los que no os pude dar mi opinión en su momento. Uno de esos juegos, que abordo hoy, es Assassins Creed Valhalla. Allá vamos.
Empecemos por algo que conocéis lo más viejos del lugar: cada nueva entrega de Assassins Creed me convence menos que la anterior, y ésta no iba a ser menos. De hecho, os diría que este es el juego que menos me ha gustado de esa tanda que forma junto con Origins y Odyssey. Las principales razones para ello son la falta absoluta de apego al protagonista, a los antagonistas (incluido Bassim, al que odio con toda mi alma), la sensación de que llamar al juego Assassins Creed es totalmente anecdótico, y el modo en que la ambientación en el mundo de los vikingos se queda escasa.
Sí, prácticamente se puede decir que no me gusta nada el juego. Tampoco ayuda mucho algo que ya achacaba en su momento a Assassins Creed 3, y que no es otra cosa que el hecho de que la historia se podría desarrollar en cualquier lugar. La falta de referencias arquitectónicas que hayan llegado a nuestros días hace que la ambientación pierda mucho, sobre todo en comparación con sus ya mencionados "pares" de Origins y Odyssey.
Con todo esto os estaréis imaginando que no habré malgastado mis horas de vida en este juego. No hombre, no. Eso no. Soy tan idiota que exprimo los juegos todo lo que puedo, y éste no iba a ser una excepción. Incluso, he llegado a empezar una vez más el juego (por aquello de la versión femenina o masculina del personaje), aunque no tuve fuerzas para acabarlo una segunda vez. Otra cosa que no hice fue comprar el season pass, por lo que muchas expansiones ni las he jugado. El punto del juego que se me hizo más bola la segunda vez fue la parte en la que asumimos el rol de Havi que, para variar, tenía su buena dosis de bugs que me tuvo sin poder avanzar en la historia bastante tiempo.
Porque, en efecto, este juego tenia su buena dosis de bugs, incluso diría que el que más de toda la saga. Este increíble mérito es sólo un clavo más en el ataúd de esta entrega.
Llegados a este punto algo bueno tendré que decir del juego, ¿no? Bueno, tiene su aquel explorar los fiordos y no puedo negar la belleza de ciertos parajes. Uno comienza el juego con la idea de revivir las aventuras del Ragnar Lodbrok de la serie vikingos, pero poco a poco se va desvaneciendo ese sueño. Como anticipaba, odio a los antagonistas, y no termino de empatizar con el personaje que encarnamos. Sí veo interesante la construcción y crecimiento de la aldea, aunque hasta eso se me hizo pesado.
En fin, amigos de la caverna, que este juego no colmó mis expectativas. Supongo que a mucha gente le entusiasmó, y es legítimo (por supuesto), pero no es mi caso.
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